Y a los trabajadores y el pueblo… ¿Cuándo nos toca?

Publicamos la Editorial de nuestro periódico El Combatiente N° 874, que se edita este viernes, 12 de febrero. En breve estará a disposición de todos nuestros lectores el archivo completo en formato PDF, para bajar e imprimir.

ROMPAMOS

EL TECHO SALARIAL

¡ AUMENTO YA !!

Los trabajadores y el pueblo no les importamos nada a la burguesía monopólica y a su gobierno de turno. El desprecio que nos tienen es inocultable y se manifiesta en todas y cada una de sus decisiones y políticas.

Apenas transcurrido un mes y poco, en el inicio de este año hemos recibido un nuevo mazazo a nuestros bolsillos: por un lado, el impresionante aumento en los precios de los productos básicos de la canasta familiar; y por el otro, el anuncio anticipado de poner un “techo” a los aumentos de salarios que ya se empezaron a discutir en diferentes sectores, obviamente muy por debajo de la inflación real, o mejor dicho, incrementos que ya se los comió la inflación que arrastramos del año pasado.

Como anuncian a los cuatro vientos los medios nacionales el último fin de semana, “la estrategia oficial incluye nuevos préstamos a las empresas para estimular la producción y colocar un tope en los salarios”. Hablando en criollo, esto es: más subsidios a las empresas para que continúen su fiesta y más explotación a los que trabajamos, para que retrocedamos aún más en nuestras condiciones de vida.

La acción del gobierno de los monopolios es constante, minuto a minuto nos demuestran que su único objetivo es favorecer el interés de las grandes empresas. Prácticamente, ya ni se toman el trabajo de disfrazar sus medidas: todas son en base a aumentar la explotación de millones de compatriotas, sumiéndonos cada vez más en la miseria.

Las empresas monopólicas están facturando a cuatro manos, las arcas de los bancos crecen a más no poder y los negociados no cesan. Hasta el propio FMI señala que en la mayoría de los países de Latinoamérica “hubo un superávit del 8% promedio”, es decir, les va bárbaro con los negocios.

Y sin perder un segundo, el gobierno nacional preparó un plan “estratégico” para este año a partir del sector automotriz, en donde promete “garantizar las autopartes para proveer al mercado nacional y emprender un camino ambicioso de exportaciones”.

Un ejemplo de ello –entre otros- es la inversión de 90 millones de pesos con que General Motors (GM) amplía su producción en la planta de Alvear, Santa Fe, para fabricar las 120.000 unidades prometidas para este año (más de 350 autos por día).

Todo este festejo viene acompañado –como ya lo dijimos- de salarios achatados, condiciones de trabajo inhumanas y precios que no paran de subir.

Los aumentos de los productos básicos se dispararon a tal punto que se tornan inalcanzables para los bolsillos de los hogares de los trabajadores. Solamente como ejemplo: las verduras y las carnes superan un alza del 60% en los últimos cuarenta días.

Este gobierno –al que el disfraz de nacionalista y popular se le cayó a pedazos hace rato-  ejecuta los mandatos del sector dominante de la burguesía monopolista sobre el lomo de la clase obrera.

¡¡Con qué facilidad hablan de contratos y proyectos millonarios!! y de todo eso, al pueblo argentino ¿Cuánto nos toca…? ¿En qué nos beneficia?

DÉJENSE DE MENTIR, YA NADIE LES CREE

Nos llenan de discursos, de anuncios rimbombantes, nos quieren hacer creer que nos conviene como pueblo que hayan “echado al malo de Redrado” para poner a una buena señora que se va a ocupar de nosotros y de administrar nuestros recursos… ¡Por favor!, como si desconociéramos que en todas estas movidas no hay buenos o malos, porque detrás de las reservas del Central (de esos 6.500 millones de dólares o de lo que sea) hay una lucha intermonopólica en la que se disputan mucho más que esa cantidad, que es sólo la punta del ovillo. Unos y otros se pelean vorazmente por el botín y reparten pus a diestra y siniestra contaminando todo; lo que es una expresión más de la profunda crisis política de la burguesía y del Estado a su servicio, determinada por la presión y la lucha de clases que no les da respiro.

No hay que ir muy lejos ni ser muy inteligentes para descubrir sus objetivos y mentiras: lo que buscan denodadamente es achicar aún más los salarios porque así obtienen más ganancias; más aún con un plan económico para el país –y para la región- donde lo central es producir acá en pesos y exportar en dólares. Con una sencilla cuenta de almacenero, en cada fábrica, en cada lugar de trabajo, puede comprobarse en breves minutos lo que decimos.

Por eso sostenemos que es un gran circo la renovada preocupación del gobierno por el incremento inflacionario; cuando siempre nos embarraron la cancha utilizando la inflación para bajar los salarios.

Y acá, la “santa alianza” que componen las trasnacionales, el gobierno y los sindicatos, hacen jugar toda su artillería. Los empresarios dicen que no hay márgenes para un acuerdo salarial superior al 15%, y los sindicatos plantean un techo -en el mejor de los casos- del 20%. ¿Dónde se ha visto que los supuestos representantes de los trabajadores fijen el techo de los reclamos salariales? En todo caso podrían fijar un piso, que debería ser la inflación real y no la dibujada en los índices del gobierno. Estos traidores de la clase obrera –al margen de haber sido siempre vigilantes de la burguesía- hacen esto porque saben de qué lado tienen que pararse.

Con las prebendas y las obras sociales que históricamente manejaron los gremios -ahora devenidos en empresas- los popes sindicales hicieron mucha plata, acumularon un capital importante y ahora también son accionistas de las empresas transnacionales, dueños de empresas tercerizadas, son empresarios, es absolutamente coherente para ellos actuar como patrones, pero totalmente inadmisible para los trabajadores.

Planteamos la lucha salarial por fuera de los sindicatos, fijando nosotros, los trabajadores, los montos de los reclamos, las formas de lucha y el terreno en dónde la vamos a dar, porque estamos convencidos de que este el único camino serio que nos dará un poder suficiente para tener éxito, al tiempo que nos dará fuerzas que permitan la organización colectiva e independiente para los nuevos pasos a dar.

LA BRONCA NO CESA

Pueden parecer pequeñas o aisladas, “que estamos solos” o que “el enemigo que enfrentamos es muy grande y hace lo que quiere”. Pero no es así. Las protestas y las conquistas que recorren de punta a punta nuestro país y no dejan de desarrollarse están sumando –aunque muchas veces no se perciba con claridad- al torrente de fuerzas populares y revolucionarias decididas a cambiar definitivamente este orden de cosas. Es la lucha de clases que se hace presente en esta etapa histórica con nuevos desafíos.

La crisis política de la burguesía es su lado más débil, es lo que los hace vulnerables y los obliga a retroceder; se profundiza su temor frente a cualquier movilización y más aún si ella viene del proletariado industrial.

La lucha por aumentos de salarios que perfore el techo del 20%  o el porcentaje que sea, que pretenden imponernos, no sólo es necesaria sino posible de ser ganada, mediante el enfrentamiento y la movilización por abajo, que son nuestras herramientas más sólidas.

La unidad de todos los trabajadores y su organización autoconvocada, nos dan independencia de toda institucionalidad burguesa, nos hace fuertes y nos permitirán entrar en una ofensiva política que los monopolios no podrán detener.

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