Conflicto docente en Neuquén

Hay que comenzar a hablar con los padres y los alumnos en un marco de igualdad organizativa

Para analizar cualquier conflicto, tenemos que tener en cuenta la situación de las clases sociales en pugna. Las condiciones generales, es decir el marco político en el que se desarrolla el conflicto y la disposición de las masas  a la lucha.

Este tipo de conflicto, puede verse como un choque entre los docentes y el gobierno o como el problema de la educación  del pueblo y la política de los gobiernos de turno que excluyen a las mayorías de la educación pública; por lo que las conclusiones serán distintas  según veamos las cosas de una u otra manera.

ATEN tiene la primera visión, ve un conflicto entre el gremio y el gobierno de Sapag, cree que el objetivo del gobierno es quebrar a ATEN como prenda de unidad con el sobichismo. El análisis de ATEN se pierde en la maraña de negociaciones más o menos felices a lo largo del tiempo, hace mención al crimen de  Fuentealba y a los juicios  posteriores (homicidio y encubrimiento) más como una justificación de lo actuado que como un análisis de la situación.

Esta visión tiene fallas graves, porque excluye al resto de la sociedad en la resolución del conflicto, no permite que otras fuerzas entren a la lucha, y por lo tanto, al no contemplar los intereses de los padres y alumnos, crea una brecha en la sociedad que la burguesía ya ha aprendido a aislar.

ATEN se queda con la fuerza de los docentes y el apoyo del activismo de izquierda, pero no puede hablar con un solo padre o alumno.

La fuerza de la burguesía y su gobierno está en esa brecha que se ha abierto y por eso puede ofrecer aumentos miserables y apostar al desgaste.

La especie de arenga con que terminan los discursos, diciendo que hay que cerrar filas con ATEN para que no vuelva Sobich, carece de sustento, pero es una consecuencia de la visión que tiene el gremio.

La otra visión nos permite ver a la burguesía con un plan para la educación que incluye salarios magros, desaliento de la escuela pública, que estudien los que pueden pagar la educación, por lo que apoya con subsidios a las escuelas privadas. No hay dinero para la educación, los dineros del Estado son para subsidiar a las empresas privadas.

Si lo vemos de esta forma toda la sociedad, está interesada en resolver el tema de la educación. El pueblo comprende que los maestros deben ganar más dinero, nadie se traga el sapo de que no hay inflación, al contrario, los salarios deben acompañar lo que la inflación se come del sueldo.

Pero no puede ver a sus hijos sin escolaridad, sobre todo los más pobres que no pueden pagar una escuela privada.

En este punto, una propuesta lucha que no contempla las fuerzas del pueblo, aferrándose a la soledad del gremio, por más justo que sea el reclamo, provoca en la población conversaciones del tipo “que los maestros con estas medidas hacen la política  que dicen combatir, es decir los más perjudicados son los más pobres  y los que pueden se pasan a la educación privada.” Justamente, uno de los objetivos de la burguesía.

Desde este punto de vista hay que comenzar a hablar con los padres y los alumnos en un marco de igualdad organizativa, es decir, no se puede ya decirles a los padres que apoyen al gremio como se ha hecho en el pasado, porque esa es la visión gremial del conflicto. Una visión nueva implica ver a la educación como un problema de todos y por lo tanto los padres y alumnos tienen que tener el mismo status para decidir, opinar y comprometerse.

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