Carlos Federico Cáceres, «el Fede»

En el camino de la revolución, evocar a los compañeros que dieron todo en esa senda, es un deber ineludible de todo revolucionario. Es el caso de Carlos Federico Cáceres. Quien  nos dejó el pasado jueves 23 de setiembre ,a los 75 años de edad.

De origen campesino, de muy pequeño sus padres se trasladaron a la ciudad. Se hizo boxeador a muy temprana edad. Luego aprendió el oficio de albañil. Humilde desde la cuna, solidario, trabajador.  Un santiagueño militante de toda la vida. De buena madera, como el quebracho. Se inició en la arena política en un paso fugaz por el PC. Pero abrazó con su fibra más intima el surgimiento del FRIP. A partir de allí, adoptó la política y la revolución como su destino, y a los hermanos Santucho como sus compañeros y afectos más próximos. La constitución del PRT, le fundió la pasión y la ideología.

Ese jueves 23, rodeado de sus seres queridos, su hermosa familia, sus amigos y compañeros de militancia, se le depositó una bandera del ERP, con la leyenda “hasta la victoria siempre”. Reunidos en su casa del populoso barrio Juan Felipe Ibarra de la ciudad de Santiago del Estero, se convocó un nutrido número de personas para acompañar la treintena de cuadras hasta el cementerio provincial La Piedad. Allí, lo esperaba otro importante grupo. Entre los que  se contaban agrupaciones como: APDH, del que fuera uno de sus fundadores, Asociación de Familiares de detenidos –desaparecidos, Asoc. Memoria, Verdad, Justicia, Asoc. de ex – presos, Fundación Liga Argentina por los derechos del hombre, Colectivo Juicio y Castigo, Inst. Espacio de la Memoria, y otros. También asistió un compañero venido de la vecina provincia de Tucumán. Otros hicieron llegar desde la distancia, emotivos saludos a la familia.

La caminata de hombres y mujeres en el cementerio, escoltados tras una bandera roja con la imagen del comandante Che Guevara, lo acompañaba hasta su descanso. Una vez allí, un nuevo homenaje le rindieron los presentes. Con una semblanza por parte de quienes lo conocieron mas íntimamente y compartieron sueños, lucha, clandestinidad, y todos los avatares que atraviesa un revolucionario como el Fede. El último adiós brindado, fue con la pasión contenida en un puño en alto bien apretado.  Al grito de ¡Presente! se lo despidió.

La clase trabajadora a la que él pertenecía y en la que cultivó la política, lo recordará por siempre. El Fede supo sembrar simpatía y mucho aprecio entre quienes lo conocieron. Porque supo defender “el prestigio del partido” como siempre él decía. Prestigio ganado en el combate frente a los enemigos de la clase trabajadora. Los que lo conocían, lo respetaban por su consecuencia. Muchos  anónimos del pueblo santiagueño lo apreciaban por su frescura, también por su ímpetu y su frontalidad.

Ese fue Fede, enérgico discutidor.  Un hombre de todos los tiempos. Un digno luchador del pueblo. Un valiente militante por la revolución socialista. Un militante del PRT hasta el último hálito de vida.

Así lo recordaremos. Por eso el pueblo lo extrañará, pero también lo imitará.

Compañero Fede…

¡Presente hasta la victoria siempre!

AVOMPLA

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