Caraduras y desfachatados

“Moyano y Pedraza acusan a las empresas contratistas de generar la violencia”.

Moyano ya no sabe cómo frenar las luchas de los trabajadores...

Léase: Moyano y Pedraza (y otros) son fuertes accionistas de las empresas contratistas. Así funciona el Capitalismo monopolista de Estado.

Este estado de movilización y de reclamos está avanzando contra un punto neurálgico que impuso el poder de la burguesía durante décadas, nos referimos precisamente a la división de la clase obrera. Una cuña importante fue la aparición de las contratistas, no se trata de revelar y profundizar en este artículo el aspecto de la ganancia y de la rentabilidad que brindan estas empresas al capital financiero, queremos abordarlo desde la división que provocó en la clase.

Para producir  una mercancía (a modo de ejemplo), dentro de un solo establecimiento de la gran industria, las empresas tuvieron que ir a contrapelo de las propias necesidades que les imponía el desarrollo productivo a fin de achicar costos y sostener o aumentar sus ganancias. Así aparecieron las contratistas dentro de las plantas, realizando parte de la misma producción, con lo cual dividieron lo que tendía a unirse. Tuvieron que ir contra la historia y por ello son reaccionarias.

En el actual estado del desarrollo de las fuerzas productivas, de la organización para producir no debería haber barreras infranqueables entre secciones, es más, el propio Toyotismo impulsa a que una sección tome parte de la próxima y así sucesivamente para evitar pasos en el control y vuelta atrás de los productos. Pero lo cierto es que ese tipo de producción presiona por una socialización mayor y en forma constante, y además exige de los obreros una constante relación e interconexión. Esto significa un dilema para la burguesía.

A través de la tercerización, la burguesía encontró una forma económica de achicar costos transfiriendo los mismos a otra empresa (aunque ésta sea un disfraz del monopolio), y reduciendo salarios a su personal diferenciándolo del de planta,  con lo que todo ello conlleva. Así, en lo político, aprovecha y profundiza esa división, con lo cual intenta espantar al fantasma de la unidad de la clase obrera que es a lo que le tiene terror. Las contratistas tienen varias facetas, son un bálsamo para los negocios de los monopolios, pero también les sirven como herramienta de división de la clase. Se llega al absurdo de dividir hasta por colores de vestimenta, color de casco, etc.

El contratado pasa a ser un “ser inferior”, está visto por fuera de la planta. De ninguna manera a ese obrero se le dirá: vos sos parte de la fuerza productiva de la empresa y generás riquezas como el mejor.

Pedraza de vacaciones en un lujoso hotel, preocupado por cómo defender los intereses de los trabajadores...

Las empresas contratistas no son otra cosa que empresas creadas por los propios monopolios, son testaferros de los mismos y funcionan gracias a la Constitución Nacional y las leyes que creó el propio poder burgués. Son empresas en donde los Moyano y los Pedraza van a un tanto por ciento para incentivar, además de las ganancias, una gran cuña en la unidad de la clase.

La lucha y la movilización están logrando conquistas, pone a la burguesía en un plano defensivo ya que al mismo tiempo los grandes negocios hay que seguir haciéndolos.

Se trata de seguir avanzando para quebrarlos en una y mil batallas, que el agua se les venga encima a la vez que la unidad de la clase y la unidad del pueblo se vayan tejiendo, fundamentalmente al pie de la máquina, al pie de la producción. En Paraná Metal empezó a asomar un proceso distinto de unidad que va a favor del curso histórico y en una dirección opuesta a la división que incentiva la existencia de las empresas contratistas.  Son muchas las experiencias que deberemos analizar para facilitar aún más la unidad de la clase y a la vez la unidad de todo el pueblo.

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