Ingenio Ledesma: gobierno y Estado al servicio de la burguesía

Las mismas razones fundamentales que dieron origen a la dictadura militar del año 1976, son las que hoy generan hechos como los del ingenio Ledesma en la localidad de San Martín, provincia de Jujuy: lograr que el proletariado, los trabajadores en general y todo el pueblo, trabajen sin quejarse, produzcan para la oligarquía financiera a cambio de sueldos de hambre, miseria y explotación.

Las mismas manos manchadas con sangre son las que hoy asesinan compatriotas que pretenden tener un lugar en donde vivir y a quienes se les priva de los más elementales recursos para subsistir.

¿Casualmente?, en este final de julio se cumple un aniversario más de la noche del apagón de 1976 en donde más de 400 pobladores de esa zona jujeña fueron arrestados por los militares, gendarmería y policía, con la “colaboración” de personal de la empresa Ledesma, quienes después de ser torturados, vejados y atormentados en los galpones de la misma, por el delito de querer vivir mejor, fueron desparramados en distintas comisarías, cárceles, y centros de detención clandestinos del país, permaneciendo actualmente, treinta de ellos, desaparecidos.

¿A qué intereses servía el Estado en el año 1976? ¿A qué intereses sirve el actual Estado?

La empresa Ledesma estuvo al frente de aquella represión de la noche del apagón. La misma empresa estuvo al frente de la represión de ayer contra 500 familias que ocupaban un terreno que dicho monopolio tiene como de su propiedad.

Los dueños de la empresa Ledesma, junto con sus pares, es decir, los más grandes capitalistas de la burguesía, son los dueños del Estado y quienes deciden las políticas de los gobiernos de turno. Son los que disponen de las tierras, las fábricas, los bancos, los grandes comercios…, en una palabra, de la riqueza del país.

Son los que permanecen impunes mientras los políticos y funcionarios, quienes estuvieron y están al frente de la ejecución de las tareas más sucias, desfilan por los tribunales de la “justicia” del sistema, renuncian, son separados de sus cargos, etc.

Los políticos del sistema, cualquiera sea su color partidario, los militares, los miembros de las fuerzas de seguridad, los jueces y fiscales, los medios masivos de información y otros personajes serviles, no ahorran energías en esconder a los verdaderos culpables y responsables de tanto crimen. Para eso son el Estado. Para que la burguesía monopolista siga impunemente haciendo sus negocios a costa de la sangre, el sudor y las lágrimas de todo el pueblo. Sólo están para defender esos intereses y no los del pueblo trabajador.

Sin embargo, cada vez se les hace más difícil lograrlo. Nuestro pueblo tiene una reserva de fuerzas ilimitada que lo ha impulsado a batallar y conquistar con decisión contra esas políticas de hambre y represión. Los hace retroceder, tal como pasa en los terrenos del ingenio Ledesma en donde ahora mismo hay más de 3.000 personas ocupando el mismo predio de donde quisieron desalojar a las 500 familias.

Esa es la prepotencia de lucha a la que deben enfrentarse hoy los dueños de la riqueza y su gobierno “democrático y popular”.

Desde Jujuy, a lo largo y ancho de todo el país, pasando por la punta más extrema del continente, la provincia de Santa Cruz, Chubut, hasta Tierra del Fuego, nuestro pueblo se planta, avanza, se organiza y conquista, haciendo caer la impunidad, obligándolos a retroceder, destapando la olla, haciendo salir toda la pudrición y el olor nauseabundo que emanan, obligándolos a mostrar su rostro monstruoso a pesar de sus coquetos trajes y vestidos con los que se presentan.

No va a alcanzar la producción de tela de todo el país, para enjugar las lágrimas de cocodrilo que van a derramar sobre este hecho, tampoco va a alcanzar la tinta, las horas de televisión y los mensajes por internet con los que van a querer tapar el sol con un dedo.

Pero la realidad se impone. Este es el Estado de la burguesía monopolista y su gobierno a los que nos enfrentamos diariamente. El pueblo argentino no cree en sus lágrimas. Es tarde para “arrepentimientos”. La factura con la que vamos a cobrar lo que nos deben se está confeccionando.

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