Conflicto en la 60: DOTA, el monopolio que se caga en todo

Mientras este grupo empresario abarca terreno en el sector del transporte  obteniendo jugosas recaudaciones y fortunas en subsidios, la movilización y la lucha de los trabajadores comienza a ponerle freno a la prepotencia y a la soberbia empresarial.

Como era de esperar, se cagaron en todo; por supuesto, no podía ser de otra forma, quedó desnudo el pacto empresa, gobierno y sindicato. En ese orden: empresa monopólica, gobierno de los monopolios y sindicato traidor.

Hace pocos meses los trabajadores de la 60, ex Monsa, hoy Dota (monopólica de transporte que opera en varios sectores de capital y conurbano) reclamaron la correcta liquidación de sueldos y vacaciones, reconocimiento gremial a los delegados legítimamente electos por los compañeros, que la empresa ningunea para negociar pura y exclusivamente con UTA central.

En esa oportunidad la movilización de los compañeros forzó una negociación en la que la empresa firmó un acta en la que reconocía la legitimidad de los reclamos ante el ministro Tomada y el compromiso del cumplimiento de pago de lo adeudado.

Los empresarios no se quedaron de brazos cruzados y comenzaron una operación para quebrar la lucha de los compañeros: conformaron un plantel con mercenarios de otras líneas del mismo grupo funcionales al sindicato y, con permiso de portación de arma, intentaron amedrentar y crear oposición a los luchadores; contrataron barras bravas de Tigre y Chacarita para balear a 6 compañeros; en este contexto se realizaron elecciones para delegados en las que la agrupación “Al Volante” vuelve a ganar las mismas por una aplastante mayoría, muy a pesar de las pretensiones y operaciones de la empresa para que los acontecimientos no se dieran con este resultado.

Con la confirmación del triunfo y la ratificación del camino de la lucha los reclamos continuaron y el endurecimiento de Dota también. Los delegados elegidos por más de mil compañeros nuevamente son desconocidos, con el agravante que la empresa solo acepta  a los sabuesos de la UTA que perdieron en los recientes comicios. Mientras la empresa aduce que no adeuda nada y que la liquidación se ajusta a las formas contables que implementa para todo el  grupo, la indignación de los compañeros llegó al límite por lo que se efectuó desde el día de ayer un paro total de la línea; no cesaron las amenazas de los matones de DOTA, de hecho incendiaron intencionalmente el modesto automóvil de Néstor Marcolin, uno de los delegados, en la cabecera de Maschwitz. La policía decomisó armas de fuego a los patoteros de la empresa.

La negociación queda en suspenso, conciliación obligatoria mediante, el Ministerio realizará una auditoría contable para revisar las liquidaciones, y la empresa deberá abonar 600 pesos a cada chofer a cuenta de las liquidaciones que se realizaran. Ante esa propuesta. Los trabajadores deciden desconocer la conciliación y seguir la huelga.

Recordemos algunos números en función de los favoritismos a la hora de la correcta “distribución de las riquezas” que pregona el “gobierno nacional y popular”: Como se dice, la 60 es utilizada por 300.000 usuarios por día; a un promedio de 1 $ por boleto, para ser generosos, estamos hablando de una recaudación diaria de $ 300.000. Tengamos en cuenta que los servicios diferenciales cobran una tarifa de $ 9 cuando el máximo fijado por la CNRT es de 6 pesos, o sea que la empresa cobra una diferencia de tres pesos por que sí; la 60 cuenta con un plantel de 400 unidades, todas las líneas reciben un subsidio de 37.000 pesos por mes por coche, esto hace un total de 14.800.000 de pesos mensuales sólo en subsidios; sumemos la recaudación mensual, aproximadamente 9.000.000 de pesos,  estaríamos hablando de un global de 23.800.000 pesos mensuales. Teniendo en cuenta que este es un cálculo generoso y grosero podemos observar que la mayor parte de la masa monetaria de la empresa la representa el subsidio que el pueblo le paga a las mismas más los descuentos de más de $ 3 por litro de gasoil y exenciones impositivas, mientras cualquier hijo de vecino debe pagar y asumir los costos de servicios y aumentos de los productos diarios.

Impunemente y con total soberbia estas empresas transitan diariamente sin importarles un carajo el cumplimiento de sus obligaciones, y esto lo venimos viendo lamentablemente más seguido con costos irreparables como fueron las 11 víctimas fatales de la tragedia de Flores. Todos son funcionales entre sí: empresa, gobierno y sindicato, todos omiten sus responsabilidades mientras engrosan sus ganancias y la gente muere; solo negocian con la UTA, con esa misma UTA que mientras todavía velaban los restos del compañero de la 92, al que todos los medios mercenarios de comunicación lo acusaban de único responsable de los hechos, no fue capaz ni de expresar una declaración de condolencias siquiera para esa pobre viuda, ni por lo menos en un gesto demagógico.

Hoy, los compañeros de la 60 enfrentan una cruzada que todos sabemos que no tiene fin ya que comenzó a resquebrajar un muro que la santa alianza ya no puede apuntalar, y así como ellos, en todas las empresas de transporte, el principio del fin de la fiesta empresaria ya se vislumbra.

Ya es hora de poner fin a la locura, a la falta de inversión que hace que los trabajadores viajen peor que ganado, a los ritmos de trabajo y horarios comerciales que imponen las empresas donde prima el cumplimiento de la frecuencia y no de las normas de seguridad y de tránsito, a los turnos interminables de más de 10 horas de trabajo, a la precariedad, y a toda la mierda que provenga de la desidia empresaria, con unidad y organización, buscando el camino de la revolución.

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