CON LA MUERTE DE GADAFI EN LIBIA EL PUEBLO QUIERE SOLUCIONES

Con la muerte de Gadafi los voceros del imperialismo no se ponen de acuerdo en dar un diagnóstico de lo que se viene en Libia; los temores se vuelven como un fantasma más allá de la seguridad que sentían en apoyar al Consejo Nacional de Transición.

El supuesto fin de una etapa hoy los hace pensar si serán capaces de contener al pueblo libio de su furia por ansias de tener una vida digna. El eje político se ha corrido y la realidad choca contra sus narices.

La “felicidad” de Sarkozy, Berlusconi, Obama y toda la trouppe  imperialista como los premieres británico y alemán, se les desdibujan cuando sus asesores y especialistas en Libia y en el Norte de África les replican: “¡Ojo! ¿Y ahora qué? ¿Qué son las milicias? ¿Ustedes saben? Pues, nosotros no. ¿Podrá la CNT estabilizar e institucionalizar, al mejor estilo occidental burgués, un país en donde el pueblo está alzado en armas?”

Es que el riesgo de una guerra que el imperialismo no pueda bancar políticamente contra el pueblo libio (lo cual pondría en riesgo el botín del petróleo), no es un chiste. Caída la figura de Gadafi no tienen pretexto políticamente.

Para afirmar lo dicho es interesante citar algunas fuentes y expresiones de dichos asesores. Por ejemplo, el experto en Libia Alex Warren, agente de la CIA (o algo parecido) que se escuda tras una firma privada, “La fronter mea”, encargada de asesorar e investigar para los monopolios sobre Medio Oriente y el Norte de África, afirmó en cuanto a las milicias libias: “Estos grupos deben ser desarmados cuidadosamente, o integrados a las fuerzas armadas (¿), pues aún quedan dudas de a quién responden, cómo manejan sus relaciones entre sí, y cuáles son sus demandas”. Otro ejemplo, el de un senador republicano que llamó a la CNT (superestructura política) “a moverse con rapidez para poner bajo control a las milicias armadas”.

Más ridículo aún es el debate que subyace en el seno de la OTAN, con expresiones públicas como que: “Hay que retirarse ya” (Berlusconi y Sarkozy). Mientras el Primer Ministro Británico contesta diciendo: “A más tardar a fin de octubre”.

En suma, lo que no se animan a vociferar estos personajes son las crisis políticas que padecen, no sólo en el plano internacional, sino en sus propios países, donde las presiones políticas de sus propios “gobernados” demandan soluciones a los problemas que los aquejan. Las movilizaciones en contra de los ajustes crecen día a día, lo cual no les da margen para hacerse los gendarmes del mundo. ¿Con qué cara pueden seguir explicando, por ejemplo Berlusconi en Italia, los ajustes y la continuidad de la intervención en Libia una vez caído el régimen de Gadafi? Estos tipos, voceros de la oligarquía financiera, “paladines de las soluciones”, si piensan que la humanidad es estúpida, se equivocan. La frase de Obama hasta parece inocente: “El pueblo libio hizo su revolución, ahora nosotros vamos a participar de la reconstrucción”. Hasta da risa.

¿Se olvidan acaso en qué contexto mundial y regional se dieron y se están desatando los hechos? Lo de Libia es parte de una extensa y profunda alza de luchas y rebeliones, donde los pueblos demandan una vida diferente y no un cambio de figuritas. Lo de Túnez es emblemático: por ejemplo, después de la revuelta, precisamente hoy,  hay elecciones al mejor estilo parlamentarista burgués; y más del 80% de la población no las acepta pues no quieren eso. Para una gran parte del pueblo tunecino el tema es que no quede ningún vestigio de las clases dominantes que hoy son los candidatos (que dicho sea de paso, son musulmanes, y como estaba prohibida la campaña electoral, estos fueron los únicos que la hicieron a través de las mezquitas. Nos  hace recordar al manejo del dinero y los medios en Argentina.)

Concluyendo, estamos ante una película que recién comienza.

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