La lucha del pueblo y la clase obrera es un enorme escollo que encuentra la política de los monopolios

La debilidad de la burguesía monopolista y sus gobiernos se da en un marco muy amplio de luchas en todo el país contra los ajustes en todos los niveles, más el importantísimo triunfo de los pueblos pegados a la cordillera que han impedido la instalación de nuevas mineras, y ahora avanzan contra las ya instaladas. Toda esta situación política y social que recorre el país fortalecen las luchas de cada sector particular.

Desde principios del mes de enero los trabajadores de la planta de baterías Champion, en el partido bonaerense de Florencio Varela, mantienen bloqueados los ingresos a la misma exigiendo la reincorporación de nueve trabajadores despedidos.

Los compañeros denuncian que los despidos se dan en un marco de lucha por mejorar las condiciones laborales y salariales, donde los compañeros despedidos jugaban un papel activo en la organización de los trabajadores.

Desde hace varios meses, la burguesía monopolista se ha dado una política de despidos “selectivos”, con el fin de abortar la organización obrera. Esta política se da en el marco del ajuste del gobierno nacional, ajuste que, por todos los medios, busca la baja de los salarios. Para preparar el terreno de las paritarias que se vienen, las patronales echan mano de lo que mejor saben hacer que es atacar la organización de los trabajadores.

Sin embargo, el techo del 18% anunciado por el gobierno ya ha sido traspasado por los trabajadores aceiteros, que lograron 24% de aumento y la revisión de los sueldos en el segundo semestre del año. Así se pone de manifiesto que las intenciones de limitar los aumentos salariales ya nació muerta, lo que no significa que la burguesía siga adelante con su objetivo, aunque sea con los manotazos de ahogado que significan los despidos.

Estas medidas, que parecen iniciativas, son en realidad muestras de una debilidad política muy profunda. Avanzar sobre los derechos de los trabajadores, después de casi diez años de conquistas, es una política que sufre desde el vamos el signo de la impotencia más absoluta; es creer que la clase obrera y el pueblo argentinos vamos a aceptar mansamente la reducción salarial y el avance sobre nuestros derechos.

La debilidad de estas “iniciativas” en las empresas se da en un marco más amplio de luchas en todo el país contra los ajustes en todos los niveles, más el importantísimo triunfo de los pueblos pegados a la cordillera que han impedido la instalación de minas y ahora avanzan contra las ya instaladas; toda esta situación política y social que recorre el país fortalecen las luchas de cada sector particular.

La lucha de clases está signada por esta realidad: las luchas del pueblo y la clase obrera, por pequeñas que parezcan, son enormes escollos que encuentra la política de los monopolios; las “iniciativas” de la burguesía, por más pompa y grandeza que presenten, duran lo que la respuesta popular le permiten durar, es decir muy poco o nada.

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