La mentira del acuerdo de precios esconde el achatamiento del salario

El acuerdo de precios es una mentira más del gobierno de los monopolios. Cualquiera diría que la luz y el gas no se compran en supermercados y que, por ende, no entran dentro del acuerdo de precios que anuncian con pompa desde el gobierno; sin embargo son tan esenciales como el agua, los alimentos, etc.

También el techo del 20% a los aumentos salariales y la pretensión de establecer un tope a los salarios son un acuerdo de precios, como también lo son los acuerdos sobre el mínimo no imponible. El porcentaje de las tarifas de luz y gas siguen aumentando y los alimentos también; junto con el cobro del llamado impuesto a las ganancias que sufren los salarios son una decisión política de la oligarquía que se propone achatar los salarios. El marco de esta decisión política es mundial y la decisión del “gobierno nacional y popular” se corresponde con esta demanda de los poderosos del mundo.

El transporte de energía eléctrica en esta parte del continente también es internacional. En nuestro país se consume energía proveniente de Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile, y se están pagando 700 millones de dólares por energía importada. De igual modo, el consumo eléctrico de los pueblos de esos países se cubre con energía que reciben desde el nuestro. Dominada por los monopolios, la energía eléctrica fluye por los tendidos eléctricos del continente y sus precios se fijan desde la oligarquía en consonancia con su voracidad de ganancias.

Los aumentos de luz se dan por una decisión política de la oligarquía y desde noviembre hasta este mes en curso se han aplicado a todos los países mencionados y superan el 100%, en muchos casos. Pero durante el año pasado no han dejado de aumentar pese a que este gobierno dice que ha autorizado solamente dos aumentos.  Por lo tanto, entre los monopolios generadores, los transportistas de energía, los que prestan el servicio y los estados monopolistas se establecen acuerdos de precios que los gobiernos a su servicio impulsan sin ningún miramiento.

Las tarifas y el consumo que se reciben en las boletas no son reales y el pueblo entero percibe que hay en ellas un montón de números mentirosos,  una verdadera estafa.  Las tarifas son internacionales y están dolarizadas.

La pretensión de hacer pasar un “acuerdo de precios” por un “congelamiento de precios” es un intento de engaño, pues una no presupone necesariamente a la otra. También la inflación es un acuerdo de precios, un tipo de acuerdo que ahoga el bolsillo de los trabajadores. Es más, un acuerdo de precios en este marco presupone la decisión política de promover más aumentos de todo tipo en los bienes de consumo masivo en consonancia con la voracidad del poder y la decisión de achatar salarios.

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