La lucha de clases condiciona el plan de las automotrices

El conflicto de GESTAMP vuelve a poner al desnudo el papel del Estado de los monopolios, la agudización de la lucha de clases y la conducta fascista de las empresas con la connivencia de la súper estructura política, los gremios y el rol de los medios masivos de desinformación en toda su gama y pelaje.

Esto no es verborragia, pues en nuestra caracterización de la actual etapa de la lucha de clases no nos cansamos de plantear que la oligarquía financiera y todos los instrumentos a su disposición padecen una crisis política irreversible donde las masas no cesan en sus luchas, más allá del momento que se atraviesa donde todavía las experiencias de lucha, sobre todo del proletariado industrial, se encuentran en un proceso de germinación donde triunfen nuevas metodologías y formas de organización capaces de quebrar la correlación de fuerzas desde un carácter nacional y dar así un paso superior en la lucha política por el poder.

Pero es ahora donde se están dando las más feroces batallas, aquellas que, por momentos, parecen grises o pasan desapercibidas por lo antes mencionado; pero es ahí donde se están forjando las que luego surgirán como grandes gestas. Es fácil poner como ejemplo el 17 de Octubre de 1945, el Cordobazo, el Villazo, Tucumán, de los ’70 en general, los picos más altos o los grandes fenómenos, pero dichos fenómenos no vinieron de la nada. Hoy, con nuevas y diversas características, pero en su esencia igual que aquellas experiencias, también se está forjando en la lucha el gran devenir de los grandes enfrentamientos que van a conmover a propios y extraños en nuestro país y el mundo.

Esta aclaración es importante porque hay que ver hoy en qué condiciones se está luchando, sobre todo en el proletariado, y con cuánta dignidad y sapiencia a pesar de la adversidad o desventaja.

El conflicto de VALEO es un hecho histórico que los revolucionarios con memoria deberán recordar en el mañana, porque, sin dudas, marcó un cimiento de partida de una nueva etapa, pues luego de oscuros años de fascismo en las fábricas, VALEO logró marcar la avanzada, quebró el fascismo, lo derrotó, y con ello la flexibilización laboral. Esto puso loca a la burguesía en su conjunto, le frenó la producción a una parte de la industria automotriz y la forzó a nuevas medidas.

Hoy, el conflicto de la planta de GESTAMP, que en realidad es de VW (es una planta que gran parte de su producción es para dicha empresa), la burguesía, en los estertores de su conducta fascista, salió a responder abiertamente “aprovechándose” del parate productivo por un reacomodamiento en los números, e intentando que no se le generalicen en GESTAMP y VW lo que sucedió en VALEO. Primero despidieron a 60 compañeros sin ningún tipo de justificación, instalaron la policía e infantería dentro de la fábrica, y pusieron todo el aparato del SMATA a caminar por dentro de la fábrica, prohibiendo incluso que se pongan a hablar más de dos compañeros juntos dentro de la planta, y que el que apoyara a los compañeros despedidos sería echado (cosa que así fue) y despidieron a 7 compañeros más a quienes vieron hablando con sus compañeros despedidos; al tiempo que el SMATA en VW publicaba una lista de una serie de delegados “acusándolos de zurdos con nombre y apellido”.

¿Cuál es el miedo? La respuesta es muy simple. Los días de paro de GESTAMP afectaron directamente la producción de esa semana de VW, lo cual los vio obligados a quemar los 6 días de suspensión que tenían programado en forma escalonada para mayo porque el paro de GESTAMP los dejó sin stock. La voracidad de los negocios de esta automotriz los lleva a lanzar nuevamente la producción con todo. Tal es así que arrancan el lunes para lo cual llamaron a los trabajadores de mantenimiento de carrocería a que adelanten el horario de ingreso y se presenten cuatro horas antes de las 6 de la mañana; pero he aquí el problema: todo el personal se negó a pesar de que quisieron meter el terror en VW a través de lo de GESTAMP.

Estamos en una etapa donde se van a ganar o perder los conflictos, pero lo determinante hoy es que la tendencia es la lucha. Hoy aflora la rebeldía como un factor constante y general. Así lo demuestran los hechos y la innumerable cantidad de conflictos, lo cual llevó a la burguesía monopólica a un empantanamiento y se le abren miles de frentes de lucha y confrontación donde todos sus diques de contención están fisurados, resquebrajados, por la presión de la lucha de clases; diques que estallarán por los aires, y ahí, entonces sí, la lucha política, con la clase obrera como actor principal, comenzará a darle un desenlace a la lucha de clases donde no sólo se lograrán nuevas y mayores conquistas sino que en el marco de la crisis política del sistema burgués emergerán con toda la fuerza mejores condiciones para la revolución.

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