Que la oligarquía financiera tiende a la reacción es indiscutible en más de un siglo de dominación burguesa. Y que su “democracia”, forma travestida de su dictadura, es hoy un “traje le queda chico” y encorseta, tanto en tiempo y forma, las necesidades de garantizar sus ganancias, y hacen que su conducta política sea “borrar con el codo lo que escribieron con la mano”, y violar sus propias leyes, es un hecho cotidiano.
Allí están como testimonio los recientes conflictos obreros que fueron reprimidos y en los hechos y mas allá de las palabras, despojado de todo derecho burgués.
Pero esta conducta no es solo “patrimonio” de la clase dominante local, ya que es la misma clase que domina el mundo capitalista.
Recientemente en Grecia, miles de trabajadores de la Empresa Pública de Energía (EPE) fueron a la huelga de 48 horas, decretada estatales para protestar contra los planes de privatización de la empresa, lo que generó apagones regionales, y la tomas de varias unidades de producción de energía poniéndolas fuera de servicio.
La “justicia” griega declaró «ilegal y abusivo» el paro, lo cual fue rechazado por los trabajadores. La reaccionaria burguesía a través de su gobierno ordenó la movilización civil, que implica que los trabajadores que no se reintegren a su labor podrán ser encarcelados y despedidos con el argumento de que el paro niega “el derecho al progreso» de los griegos.
La movilización forzosa elimina todo derecho a la huelga y pone a todos los trabajadores bajo un régimen militar, similar al “estado de guerra externa”.
Pese a este avasallamiento, los trabajadores declararon que “con o sin derechos resistirán las políticas depredatorias” de la oligarquía financiera.
La misma clase, los mismos reaccionarios son los que unifican y fortalecen los lazos de unidad de la clase obrera internacional, y alienta la lucha en la que se encuentra abocada para su derrota.