Mendoza: resistimos trabajando…

Es la síntesis de un grupo decidido de “feriantes” que vive de su trabajo y domingo a domingo pone en jaque al poder burgués en el Departamento de Guaymallén, Mendoza.

Los vecinos organizados en la Feria Popular de Guaymallén, con la asamblea como órgano soberano de discusión y toma de decisiones no se resignan a ser desplazados de su lugar natural, el barrio, SU BARRIO de donde son, donde está su clientela histórica, sus iguales, los que los reconocen como propios. Ellos se presentan así en las redes sociales:

“Las ferias populares en Mendoza se sitúan en diferentes barrios urbano marginales y en la medida en que fueron creciendo tomaron características locales propias.
Nuestra feria, integrada por vecinos de 8 barrios de alrededor, fue adquiriendo nombres como «Boli-Shopping», «Chori- Persa», «Playón», entre otros.
Con una existencia de 12 años, aquí se fue construyendo una forma de subsistencia ante la crisis macro y micro económica; como así también un espacio de encuentros e intercambios materiales, sociales y culturales colectivos.
Luchamos para reivindicar el derecho básico al trabajo genuino y por el reconocimiento de las ferias populares y las economías culturales locales.”

Desde el 26 de septiembre, fecha en la que el municipio decidió “topar” y arar el predio, los feriantes se vieron obligados a ocupar las calles y empezó el tire y afloje con el gobierno municipal. Al principio se presentaban a primera hora del domingo con los preventores, la policía, las cuadrillas de municipales con camiones e inspectores que hicieron decomiso de mercaderías y hasta se llegó a agredir físicamente a los feriantes a fin de que no ocuparan las calles con sus puestos.

La respuesta fue simple y contundente: acampar desde la madrugada del domingo en la zona, donde recibieron la solidaridad de los vecinos que acompañaban en la vigilia y así “madrugar” el operativo represor, con los feriantes y sus carros de mercaderías en la zona fue inútil vallar y cerrar el paso a otros en esas calles; eso obligó a que el operativo también se adelantara para el próximo fin de semana.

Y esto se ha repetido desde entonces, con un despliegue inusual del aparato represivo, con un alto costo económico para el municipio y para la población del departamento por un lado y con un ALTO COSTO POLÍTICO por el otro, porque domingo a domingo termina imponiéndose la tozudez de un pueblo que exige respeto y dignidad para ganarse su pan sin quitárselo a otros.

El que sigue es un volante que hicieron circular por la zona:

 

“A toda la comunidad mendocina: Les queremos comunicar que el intendente de Guaymallen ordenó colmar con móviles, preventores e infantería los alrededores del histórico predio de la feria, desde anoche.

Los barrios de Guaymallen no vieron tanta presencia policial en los últimos 30 años, ni siquiera en la época de la dictadura.

Para la intendencia, los trabajadores feriantes estamos a la altura de los grandes delincuentes. En estos momentos Lobo aplica su política del miedo con el fin de exterminar una actividad genuina y honesta que anteriores gestiones apoyaron.

La sociedad tiene que conocer lo que sucede en los barrios de Guaymallen y la situación crítica por la que estamos atravesando sus vecinos. Los invitamos a que sean testigos de las nefastas medidas de un intendente que no tiene idea de la realidad social, económica y cultural del pueblo trabajador. Favor de divulgar”.

Este conflicto ha dejado de ser una cuestión de “orden y legalidad para comerciar”, pretender equiparar a un feriante, emprendedor, productor, artesano o trabajador desocupado rebuscándosela con un comerciante común y con las misma exigencias legales es de una hipocresía tal que no hace más que reflejar la debilidad del poder burgués y su gobierno municipal. Ellos han intentado dividirlos, quebrar esta organización que no pueden controlar, ofreciendo puestos para unos pocos en otras “ferias amigas” del municipio, en las que los feriantes no se sienten identificados y sus productos no tienen salida; por eso su insistencia en permanecer en su terreno, en su lugar natural y resistir trabajando, como ellos mismos dicen, y hacen golpeando, domingo a domingo al poder burgués. Esto es lucha política, esto es lucha de clases.

 

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