Paritarias: una puerta por donde se canalizarán las embestidas populares.

  • Argentina sería el segundo país en el mundo con reserva de petróleo y gas Shale.
  • Argentina ocuparía el tercer puesto a nivel mundial en importancia como productora de materias primas para alimento.
  • Argentina  es uno de los países en donde la industria manufacturera ocupa un trabajador de cada cinco sin contar que ciertas actividades consideradas de servicios están estrechamente vinculadas a la industria.
  •  No hay arista cultural en donde nuestro país no ocupe un lugar destacado. El potencial deportivo no tiene límites.

Bla…bla…bla.

Como siempre una mitad de la verdad sigue siendo una gran mentira.

Este gobierno intenta ir por todo.  Pero el centro del problema radica en imponer a todo el pueblo y en especial a la clase obrera mayor productividad y a la vez bajar el salario. Ése es el meollo de la cuestión y en cada paso, medida o resolución tomada apuntan a este  objetivo central.

Llevar a cabo este plan requiere una base social de apoyo. En un poco más de un año el gobierno dilapidó un amplio espectro del mismo, que además fue basado en el castigo a la anterior administración.

No hubo un cheque en blanco. La baja expectativa se profundizó.

Pero lo cierto es que los negocios hay que llevarlos adelante y ciertos sectores de la oligarquía financiera están viviendo un jolgorio.

Se intuye que las cosas no están bien. Los festejos se realizan con grandes desconfianzas. Se trata de un momento de negocios rápidos, fraudulentos y sin una base de sustento capaz de sostenerse en el tiempo. Pero negocios son.  Hay una idea estratégica del proyecto pero el desacuerdo político no tiene límites.

Del lado de la gran mayoría del pueblo el apoyo a  este gobierno es limitado.

Es un fenómeno que no es nuevo pero tiene su particularidad.  Nadie quiere seguir viviendo como hasta ahora. Las amenazas a perder el  trabajo  muchas veces se concretan y ése es un tema que  pesa en el ánimo. Pero  por otro lado, y lo peculiar de este momento, es que de una u otra manera al sistema se lo corroe en innumerables batallas, sobre todo aquellas que son terriblemente silenciosas, pasan desapercibidas pero que acumulan bronca, impotencia, experiencia, sabiduría, exigiendo levantar la mirada para vertebrar, desde la indignidad a que nos someten, una salida, un cambio necesario a tanta vejación.

Mientras el gobierno exalta el 18% de paritarias en cuarenta días que van de este año los cerveceros lograron 38% de aumento, frutiortícolas 35%, aeronavegantes 44%  y el abanico se abre  notablemente cuando en breve las paritarias se transformen en una batalla política, serán las mismas una puerta por donde se canalizarán las embestidas populares.

 Nos quieren comer la inflación pasada con 18% propuesto desde el gobierno, amén  del salario y con los planes de productividad  en marcha.

Pero este proceso que se está desarrollando por abajo lo podríamos imaginar tal como si estuviésemos amasando. Se necesitan tiempos de espera y a la vez amasar, descansos y nuevamente “la burra al trigo”. Este gobierno no logró parar de cuajo  este  proceso. No supo, no pudo hacerlo. La moneda está en el aire aunque toda corrosión a la que está sometido  debilita con creces el ya debilitado consenso necesario de la clase dominante para lograr una ofensiva exitosa.

Mantenemos nuestra idea de pelear un piso de aumentos con o sin paritarias. O de aumentos ya del 40%, pero entendemos sí que las paritarias son un momento por donde podremos quebrar la voluntad política de la oligarquía financiera, frenar el espíritu impune de una clase sedienta de ganancias. Imponer un piso del 40% en paritarias es un quiebre político. Es una consigna aglutinadora que trasciende en mucho la frontera económica. Es una puerta que entreabierta permitirá abrirla de par en par.

Compartí este artículo