Otras consideraciones acerca de bajar la edad de imputabilidad

Abordar el tema de la imputabilidad es de por sí un tema complejo en el que confluyen varias ciencias, y si a esta complejidad agregamos la de establecer las diferencias que se plantean en el niño-joven es inevitable considerar varios aspectos.

1) Por un lado nos remite a las obligaciones del Estado a proteger y promover los derechos del niño-adolescente ya que está indefectiblemente unido el bienestar del niño desde que nace con el desarrollo y el comienzo de su adolescencia.

2) La propuesta de bajar la edad de imputabilidad ¿en qué paradigma científico se sostiene? ¿Por qué ahora? ¿Es porque las estadísticas y las investigaciones hechas en éste ámbito muestran la necesidad de intervención del Estado en  este aspecto puntual?

3) ¿De qué trata la imputabilidad? La historia de la humanidad muestra un lazo fundante entre la cultura y el hombre, la ley es parte de la cultura y el hombre que la crea se humaniza con ella.

  1. El primer interrogante es si el Estado, este Estado que responde al Capitalismo Monopolista de Estado (CME) cumple con los derechos del niño y cuál es el criterio que utiliza para separar en sus políticas al niño del adolecente… ¿Tiene una política general en el ámbito de la justicia del menor?
  2. Este Estado reconoce su obligación e incumplimiento, sobre los derechos del niño y adolescente y lanza cifras sobre desnutrición infantil, trata de establecer políticas de protección de éste mal y promover con campañas de difusión, sensibilizando a la opinión pública. Todo en general en este tema, como el de la mayoría, y principalmente sobre la importancia de la nutrición y las secuelas que puede dejar su falta, cómo afecta el desarrollo de la carga genética que trae el niño, cómo puede estimular su desarrollo, qué alimentos debe consumir, qué vitaminas minerales, proteínas, etc.
  3. Las grandes corporaciones (TV mediante) se encargan de difundir todo lo que un niño necesita para crecer sano y fuerte, todo lo que debemos consumir para el bien del niño y de las corporaciones, ya que siempre detrás de esto hay un negocio. Pero ¿qué información recibimos de la desnutrición emocional? ¿Cuáles son sus secuelas? ¿Cuánto gravitan en su proceso de socialización? No está a la venta su remedio. Es el nutriente indispensable que necesita el sujeto humano. Sin la palabra, la mirada, el regazo el amor, no se puede desarrollar una persona, la falta de nutrición emocional está en la base de toda conducta antisocial.

Aquí aparece el Estado presente para los grupos económicos, está muy ausente para los seres humanos. Debería ser el encargado de difundir su importancia e implementar políticas de promoción de salud, crear dispositivos que permitan conocer y efectivizar la “nutrición emocional”. Esto no sustituye a la familia como responsable directo de esta función sino que la  debe fortalecer y la suple en caso de necesidad. Sensibilizar a la opinión pública a cuidar de los niños.

Sabemos que padres desnutridos emocionales pueden trasmitir esa discapacidad. En estos casos las políticas del Estado en Educación son fundamentales. Escuela, barrio, la comunidad cooperando en esa función socializadora en la defensa y promoción de los derechos del niño-adolescente. Hoy se ve prácticamente, sin velos, que no les interesa en lo más mínimo.

Nos preguntamos cuáles son los fundamentos científicos que puede sostener esta medida. ¿De dónde surge la necesidad de modificar la Ley de 16 a 14 años?  ¿Hay estudios estadísticos que permitan ver la frecuencia con que aparecen conductas antisociales entre los 14 y 16 ? ¿En qué poblaciones se presenta la mayor incidencia? ¿Con qué herramientas comparativas se establece su incremento o disminución? ¿Cuánto gravitan dentro del índice de delincuencia la edad de 14 a 16 años? NO. NO. No existen, no hay. ¿Se puede legislar y cambiar una Ley sin tener una sola respuesta a estos planteos?

Parecería que éstas preguntas están teniendo una respuesta científica que es desde las “neurociencias”, que afirman que se ha descubierto que la inmadurez del lóbulo frontal es la causa de las conductas erráticas y agresivas en los niños-jóvenes y una forma de “resolver” la delincuencia temprana seria bajando la edad de imputabilidad.

Indudablemente esta respuesta, además de ignorar la complejidad del tema que aborda, no es inocente, ubica la conducta antisocial de los preadolescentes en un sin número de factores, desde los genéticos, sociales, geográficos, históricos, etc.

Si la fundamentación de la baja en la edad de imputabilidad se sostiene en las «neurociencias» cae en un reduccionismo que ignora que el hombre se constituye como tal en relación social, no hay hombre sin cultura ni cultura sin hombre.

En este momento histórico, el pasaje de la niñez a la adultez está atravesado por múltiples factores que coexisten en el proceso y no se pueden separar.

Si tomamos el paradigma biológico podemos establecer que la adolescencia comienza (generalizando) con la pre pubertad a los 11 o 12 años y termina con el completamiento del crecimiento físico, alrededor de los 20 años.

Si abordamos el proceso desde el paradigma sociológico, en algunos de sus enfoques se diría que el niño es empujado por el mercado de consumo desde los 8 años hasta los 30, en que terminaría su independencia económica  cada vez más tardía.

En la psicología podemos considerar distintos modelos. Si tomamos a Piaget daría el comienzo del estadío del  pensamiento formal alrededor de los 12 años y los 18 para el completamiento del mismo. Otro enfoque psicoanalítico, si tomamos a Aberastury, quien comienza con el duelo de la niñez perdida y los padres infantiles y termina con el interrogante acerca de su identidad, quien soy y que quiero de la vida.

Estas diferentes miradas confluyen en la apreciación del proceso, pero ninguna tiene una respuesta que permita diferenciar al niño joven de los 14 a los 16, diferencia que fundamente un cambio en la Ley.

Un cambio que beneficie al niño joven y a la sociedad.  Se trata entonces de reprimir para aliviar las tensiones sociales sin  preguntarse qué instituciones tiene este Estado (CME) para cambiar el proceso de socialización de estos niños jóvenes.

Nos tendremos que preguntar entonces qué objetivos se pretende con la baja en la edad de imputabilidad.  Las respuestas a esta pregunta pueden ser varias, desde una cortina de humo para que mientras se discute de este tema pasan otros, como el de la aprobación de los beneficios a las ART o no discutir salarios, o por qué esta inflación, etc.

Así como el de considerar a todo joven un sospechoso, especialmente si es de condición humilde o pobre, que es la mayoría hoy.

De todas formas, la “razón” sobre la que está sustentada es pura y exclusivamente de índole política, y de política represiva. La moneda está en el aire, para nosotros: NINGUN JOVEN NACE DELINCUENTE, LOS HACE ESTE ESTADO.

LA REVOLUCION ESTA EN MARCHA, PRODUZCAMOS LOS SERES HUMANOS NUEVOS.

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