Las razones por las cuales no ir a votar

“Nuestra experiencia nos ha enseñado que, sobre todas las cosas, debemos ser pacientes, perseverantes y decididos. A veces pasan meses sin que nada aparentemente suceda. Pero si se trabaja con ejercicio de estas tres cualidades, la tarea siempre ha de fructificar;en una semana, en un mes o en un año. Nada debe desalentarnos. Nada debe dividirnos. Nada debe desesperarnos”. Agustín Tosco.

El gobierno de Macri está atravesado por una crisis política de magnitud. Si bien la burguesía monopolista se abroquela para empujar su política de ajuste contra el pueblo, una gran parte de la población tiene asimilado que este es el gobierno de los empresarios: nada bueno se puede esperar de ellos.

Esa “simple” condición es la que golpea. El hecho que la plata no alcance, que exista la amenaza del despido, que la inflación no se detenga, que la inseguridad se agrave, etc., es el debate que pesa en cada sector de fábrica, barrio o escuela. Es que así, las cosas no van.

La burguesía monopolista no encuentra argumentos políticos capaces de convencer a las mayorías  que su proyecto es bueno. Hacen abuso de la mentira, de lo falacia de sus “negocios”, pero les cuesta salir de sus crisis.

El pueblo no les cree. Eso no les permite hacer pie y los grandes inversionistas internacionales toman cuenta de ello. “Te apoyamos… pero primero demostrá que se puede”. Y en el mientras tanto, hacen grandes negocios a corto plazo.

En las próximas elecciones y a pesar del multimillonario despilfarro de fondos que hace la burguesía  con lo generado por el trabajo de nuestro pueblo, debe expresarse lo planteado por Agustín Tosco.  Es decir, golpear cotidianamente en cada lugar concreto para provocarles zozobra, y desde esa perspectiva, bien abajo, concretar los caminos de unidad política que no los dejen gobernar.

La reciente experiencia electoral en la provincia del Chaco fue categórica: sólo el 62% de la población fue a votar, a lo que se suman los votos en blanco y nulos. Por eso decimos que todo lo que venga será ilegítimo, todo será parte de una decisión minoritaria, expresa la soledad del poder. Eso es crisis política.

Nacionalmente no hay que dejarlos gobernar. No se trata ya de “elegir el mal menor”, como intenta convencernos la burguesía,intentando transformar a nuestro pueblo en furgón de cola de todos ellos. Se trata de encontrar los caminos independientes a esos intereses monopolistas, para golpearlos, agitando y promoviendo ¡no ir a votar!

Y ese no ir a votar está asociado a una política que profundice aún más su ilegitimidad. Será provocarles un cimbronazo a todo el arco político colgado de las prebendas de la oligarquía financiera.

Esta política independiente alienta a pegarles en todos lados. No crear falsas expectativas que al ajuste se lo para en las urnas. Por el contrario, de ninguna manera hay que parar la movilización para “dedicar” el esfuerzo principal al plano electoral.

El ajuste contra el pueblo se lo para en el día a día, redoblando los esfuerzos para frenar toda ofensiva del poder burgués, organizando en el abajo, clavando estacas en todos lados. No hay que desesperarse, “ser pacientes perseverantes y decididos”, pegar en donde se pueda pegar, trabajar intensamente en la unidad política, ya que en el abajo, la disposición a ello ha crecido notablemente.

Es en este andar en donde aparecen las reservas de nuestro pueblo, aquí y allá se va envalentonando el espíritu de rebeldía. Pero a ello hay que trabajarlo en la dirección política que no los deje gobernar, organizando ese espíritu que deviene de la bronca.

La decisión de no ir a votar acompaña el proyecto independiente de la clase obrera. Pone a la burguesía en su profunda ilegitimidad y la arrincona. A pesar de sus pretenciosos exabruptos de apriete, su base social de apoyo es cada vez más escasa. Avanzan cuando pueden contra las conquistas de los trabajadores, pero la bronca acumulada y el odio de clase, se dan la mano para la búsqueda de golpear en las mejores condiciones posibles. Y para ello, el trabajo sistemático en el seno del pueblo es imprescindible.

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