La lucha de clases no produce sorpresas

El gobierno de Macri vino a implantar un ataque a la clase obrera y a todos los asalariados. Aquí se destacan sus principales objetivos en el marco de la reforma laboral que propugna.

1)            la Ley de Contrato de Trabajo

2)            la Ley de Empleo

3)            la Ley de Asociaciones Gremiales

4)            la de Convenios Colectivos

5)            la Ley de Riesgos del Trabajo

6)            la ley del trabajador autónomo

7)            la ley de asociaciones de empleadores

8)            la ley general que contemple el marco de las nuevas tecnologías.

A esto hay que sumarle: El proyecto de aumento de la edad jubilatoria, la eliminación de la gratuidad en remedios y prestaciones del PAMI, el proyecto de prestación básica universal para todas las obras sociales las que se intenta unificar en una sola y bajar así los “gastos” de empresas y Estado, y otras medidas tendientes a bajar la masa salarial nacional.

Para poder implementar estos objetivos se necesitan tener en cuenta y evaluar algunos temas fundamentales: lucha de clases en el plano internacional, lucha de clases en el plano nacional, crisis política y económica estructural en ambos planos.

En el plano internacional, y a modo de ejemplo, las reformas propuestas o en ejecución producen huelgas de una magnitud insospechada en Francia y en Bélgica. En países como Alemania, una de las locomotoras del mundo, la actual administración, que hasta ahora parecía inquebrantable, ha recibido un duro revés. Países como Italia, España, el propio EEUU y tantos otros, deambulan con medidas que son la verdadera expresión de un sistema capitalista productor de “anarquía”. El apriete a los pueblos, ya consumado o por consumar, produce una calidad diferente en la lucha de clases.

Que 25 regiones de Europa corran peligro para la burguesía de que produzcan hechos de la magnitud  de Cataluña implica que las reformas laborales que tratan de implementar encuentran huecos políticos producto de una falta de centralización política del sector más poderoso de la clase dominante incapacitándolo para dominar en un solo puño el escenario internacional.

La imposibilidad de centralización política hace que haya varios centros de decisión política en donde prevalece el debate que aparece como “si es que la economía se abre o se cierra al mundo”. En realidad lo que se está ocultando es el verdadero debate: ¿Están dispuestos los pueblos del mundo a seguir viviendo como hasta ahora?

La lucha de clases en nuestro país no está fuera de ese contexto planetario, los puntos aludidos con los que se ataca a la clase trabajadora y que, de hecho, algunos se vienen implementando, requiere en el tiempo de un caudal político de cierta magnitud entre el pueblo que acompañe esas iniciativas. No es el caso de nuestro país, pues esos puntos que el propio gobierno reconoce no poder aprobar en el congreso sino por “consenso” como en Vaca Muerta, dan muestra de ello. Veremos…

Pero lo cierto es que esta reforma laboral propuesta y reafirmada por estos días en la reunión de IDEA, va acompañada de una andanada de medidas económicas que nuestro pueblo ya conoce y sabe cómo terminan. Inflación relativamente contenida por apriete, especulación financiera al viejo estilo, fuga de capitales, incremento del endeudamiento, gasto público exorbitante tomando en cuenta que en el año 2018 el mismo crecerá por los compromisos adquiridos con la usura internacional. El festival de Lebac, de fondos de inversión, burbujas en la construcción, etc. dan un panorama desolador para la vida cotidiana de nuestro pueblo, no así para los más de mil asistentes al encuentro de IDEA en donde primó un aire de revanchismo contra el pueblo trabajador.

La lucha de clases no produce sorpresas

La reforma laboral y el resto de medidas mencionadas irá encontrando resistencia y oposición y ese malestar no se limitará a solo esos puntos. Nuestra sociedad está reclamando algo más que trasciende lo puramente económico. Las causas que provocan nuevas y más profundas explosiones sociales no han desaparecido. Por el contrario la “olla a presión” acumula más de ello, pero los revolucionarios estamos trabajando en el plano eminentemente político y práctico para que ese odio contenido se encamine a una nueva calidad de la lucha en camino hacia la disputa por el poder.

La clase dominante supo retroceder en el 2001, tuvo como respuesta el populismo y contuvo al pueblo con el engaño durante un período posterior complejo de nuestra historia. La oligarquía financiera sostuvo esa salida, no le hizo asco. Son los mismos monopolios que ayer en IDEA reafirmaron su condición de clase decidida a sostener el sistema Capitalista por sobre todas las cosas. Las grietas de la que tanto hablan son intereses en pugna entre la clase dominante, lo otro a lo que le temen que es la verdadera grieta que no mencionan es lucha de clases. Sobre esa realidad deberemos luchar y frenar todas las embestidas concentradas en estos puntos que utilizan como punta de lanza para sostener la explotación y opresión a nuestro pueblo. Más tarde o más temprano este gobierno se enfrentará a una realidad histórica reafirmada una y otra vez por nuestra historia. No pasarán ni pasearán sus banderas de triunfo. Perseveraremos una y otra vez en las variantes políticas que entorpezcan y frenen las distintas variantes que emplearon y emplean para la continuidad de este sistema, al tiempo que avancemos a la conquista del poder en manos de la clase obrera y el pueblo.

Compartí este artículo