Luchamos por la dignidad

Movilización en Resistencia, Chaco.

La situación social del Chaco es muy complicada, en un marco similar que vive todo el país. Y como siempre, somos los trabajadores los  que llevamos la peor parte.

El sector informal, con gran nivel de precarización, crece cada día. En este marco, surge la herramienta de agruparse entre vecinos, familiares, viejos compañeros de trabajo, y  buscar una solución colectiva a las necesidades de todos. Muchos rompieron con la vieja práctica de esperar un subsidio o una asistencia con bienes básicos. Se reconocen como trabajadores y quieren vivir de su labor, no de una “dádiva” de los de arriba.

A lo largo de la provincia, fueron surgiendo experiencias de grupos cooperativistas que se dedicaron a distintas tareas. Están llevando adelante ladrilleras, construyen sus propias casas, producen agricultura familiar. Con sus manos curtidas, le reclaman al gobierno que les brinde un mínimo apoyo, para poder vivir dignamente.

En las últimas semanas, salieron a las calles y plazas de los pueblos, se plantaron en las rutas, marcharon hasta Resistencia y acamparon fuera de Casa de Gobierno.

Desde el Ejecutivo chaqueño, poco es lo que ofrecen. En una línea similar están los municipios, quienes tampoco dan respuestas ni entregan recursos para el desarrollo de los trabajadores.

Los trabajadores plantean la necesidad de que se reactive la construcción de viviendas, que es lo que más mano de obra genera. Pero su modelo de organización se enfrenta con los intereses de las empresas constructoras amigas del poder. La patria contratista, acostumbrada a los sobreprecios y a prestar servicios de baja calidad, es la traba que deben superar los cooperativistas. Ellos quieren quedarse con los trabajos “grandes” como la construcción de barrios. Dejan para los movimientos sociales el mantenimiento de las calles, o alguna actividad menor bajo el control de los empresarios.

Desde abajo, en cada pueblo, surge la voluntad de luchar, la dignidad de los trabajadores. Cómo ladrilleros, albañiles, agricultores, nosotros mismos construimos un nuevo tipo de sociedad. Una sociedad donde la vida, las necesidades y aspiraciones de los hombre sea lo importante y no los negocios. Una sociedad donde la dignidad sea lo corriente.

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