Romper el techo salarial del 15%; quebrar el tarifazo con la movilización; y terminar con el despotismo y autoritarismo del gobierno

La burguesía entró en una tremenda crisis política, porque se cae como en un tobogán la llamada credibilidad del gobierno y su Presidente, producto de todas las medidas económicas anti populares tomadas, que le terminaron quitando el velo del engaño y las mentiras de que “estos ajustes eran necesarios para hacer un país en serio”.

El pueblo argentino se predispone a subir la apuesta y genera un nuevo contexto que hace que la resistencia de oposición a los planes del gobierno crezca día a día, lo cual va de la mano inexorablemente a una situación de ingobernabilidad que producen más y potentes condiciones que condimentan un futuro auge de luchas.

Este nuevo cuadro de situación tiene fundamentalmente tres elementos, donde las amplias mayorías están dispuestas a golpear y están golpeando (que nos parece es la cuerda que hay que tensar al máximo) para terminar de forjar y quebrar la correlación de fuerzas a favor de la tenaz lucha de la clase obrera y el pueblo, que terminará de debilitar los planes de los monopolios y pasar nuevamente a recuperar la iniciativa.

Por un lado es imprescindible avanzar e insistir en romper el techo salarial impuesto del 15%. El aumento de las tarifas recientes y la devaluación de la moneda indican a todas luces que se incrementará la inflación, hecho este que deprecia el salario aún más de la ya maltrecha economía de los hogares argentinos y se hace insostenible dejárselas pasar.

Por otro lado, no poseen ningún argumento para no dar un nuevo aumento de los salarios. Los empresarios ya han hecho públicas sus preocupaciones que no saben si van a poder bancar la parada de frenar los reclamos con estas políticas. De hecho, el acuerdo paritario aceitero que se acaba de firmar rompió el techo del 15% al lograr una suba del 19% en un solo tramo retroactivo al mes de enero. Tal aumento parte del salario mínimo vital y móvil en función del costo de la canasta familiar, como lo indica el 14 bis de la Constitución argentina, pasando a ser el salario inicial de 29.750 pesos. Sumado a ello, el pago de un suplemento no remunerativo por participación en la ganancia de 26.897 pesos por única vez y un premio al presentismo de 690 pesos mensual. Es decir, que se los pudo hacer retroceder, lo cual marca claramente que se les puede romper el techo del 15%.

El mayor aporte de estos trabajadores es haber instalado el “salario mínimo vital y móvil» como reivindicación política, y haberla sostenido en el marco de la lucha económica. Lo conquistado por encima del 15% es todo ganancia en la actual correlación de fuerzas y en el marco de la embrionaria organización política- reivindicativa de la clase.

Porque todo esto debe ir indefectiblemente desde la lucha desde las bases, con organización por abajo tomando las más variadas formas de lucha (la casi totalidad de los sindicatos son traidores y vendidos a las patronales). Desde trabajo a desgano, a reglamento, no cumpliendo los planes de productividad, con asambleas por sector, paros sorpresivos, apretando y hostigando a los delegados que son deliberadamente vendidos, con sabotajes a la producción, hasta llegar a la huelga, con total independencia política del sistema burgués. Es decir, embarrarles la cancha en donde más les duele que es la producción.

Otro punto insostenible son los tarifazos. Para tener una idea de lo grave de esta situación, los aumentos promedio de las tarifas desde 2015 a la fecha en electricidad sido del 1.615%, en gas natural 1.013 % y en agua corriente 550 %. Si tomamos una relación entre el salario mínimo vital y móvil y lo que se consume de tal salario en costo de electricidad, agua y gas, llega a un promedio de 21% del salario y eso sin contar los nuevos aumentos. Tal situación también la padecen los pequeños comerciantes con tarifas exorbitantes, donde solamente de estos tres servicios pagan hasta 5 o 6 veces más que el valor de un alquiler.

La única forma de pararles la mano es desde la más amplia movilización desde los barrios (desde cada cuadra diríamos) y desde los centros de trabajos, autoconvocándose y organizándose los vecinos, yendo de lo pequeño a lo grande… Al comienzo, en las primeras movidas, serán un grupo pero que ayudará a propagandizar la protesta, que se conozca. De ahí a convocatorias de asambleas y nuevas acciones, y más organización, y todas las iniciativas creadoras de nuestro pueblo que le pondrán color y calor a la protesta, siempre bien aferrados al terreno que dominamos y conocemos que son nuestros barrios, localidad y/o lugares de trabajo.

En otras palabras: que se les vuelva un infierno la protesta de todo un pueblo. Esto los condicionará, los haremos retroceder y nos colocará en inmejorables condiciones para crecer en organización, sentando un precedente para frenar nuevas medidas anti populares que intenten implementar.

Y en tercer lugar, ganar las calles para que termine este gobierno déspota y autoritario, que viola la propia ley burguesa a cada paso y todas las medidas que toma son para atacar a nuestro pueblo. Donde nuestro pueblo no va ni a tolerar, ni a permitir que se nos arrebaten los derechos políticos que a sangre y fuego supimos conquistar, y que son más valiosos y profundos que esta democracia representativa putrefacta y decadente que se basa en la mentira, el poder del dinero para comprar opiniones a través de los medios y cuando no encuentra consenso recurre a decretos y vetos para poder imponer sus negocios.

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