“Mercado Emergente”: asfixia a los trabajadores y el pueblo

Voluminosos comentarios económicos y explicaciones a granel, totalmente ajenos a las necesidades de nuestro pueblo, muestran estos días al gobierno macrista con una euforia exacerbada al conocerse la buena noticia ¿cuál?… Argentina dejó de ser mercado fronterizo y pasó a ser mercado emergente… Uff!!! ¡¡Es un espaldarazo internacional al buen rumbo de la política y los cambios encarados por el gobierno!! dicen unos; ¡¡esto hará que lleguen másinversiones y mejore el empleo!! dicen otros; y a coro con todo esto, los más optimistas agregan: ¡¡ no sólo se reducirán las condiciones y el tiempo que dure la crisis sino, que se estabilizará la economía permitiendo un despegue definitivo!!! Como queriendo contrarrestar el clima de tensión social cada día más agudo, los medios repiten al unísono que en este clima de crisis y de tanta incertidumbre ¡¡esta sí es una buena noticia!! Sin abandonar el carácter profético de augurar futuros venturosos al estilo de frases como los brotes verdes o el próximo semestre y otras tan insulsas como éstas, el mismo Macri salió a decir que “lo peor de la crisis ya pasó”.

El cambio de categoría de fronterizo a emergente implica la liberación y utilización de mecanismos financieros que permiten abrir sin trabas el flujo al gran capital monopolista.

En su propia división de trabajo, ello les corresponde a determinadas corporaciones financieras mundiales como (Black Rock o Morgan Stanley) que se especializan en este tipo de calificaciones y en el desarrollo de los mecanismos financieros para implementar la ampliación de la compra-venta de bonos y acciones de empresas locales, y la colocación de las mismas en una extensa gama de mercados mundiales.

Sobre la base de esta nueva calificación se sostiene la premisa de un mejor acceso al financiamiento exterior y a la inversión en el mercado local. Demás está decir que más allá de las expectativas y posibilidades de negocios que inundan las páginas de los medios para mostrar esta recategorización, ello se desenvolverá en mercado mundial dominado por un descomunal proceso de concentración, donde la puja la intermonopolista pone en primer plano la incertidumbre y el carácter impredecible de los virajes del mercado.

En el marco de la crisis mundial, el resultado de estos cambios de ningún modo traerá sosiego a la crisis que pesa en las condiciones de vida de millones, sino al contrario. En este contexto y con su pragmatismo a cuestas, el capital financiero mundial no busca otra cosa que hacer sus negocios a costa de las espaldas de los trabajadores y el pueblo. Por ende, las garantías que ellos sigan sosteniendo su fiesta se apoyan en las medidas que han implementado en estos últimos dos meses.  Seremos nosotros los que pagaremos su fiesta como ha venido sucediendo, pero ahora con una desmedida virulencia. La misma burguesía -en la voz del gobierno de turno- se encarga de remarcar esto cuando afirma que se vienen meses muy duros

A decir verdad, la categoría de mercado emergente y el desembolso del préstamo acordado con el FMI se dan a instancias de la devaluación del 60% de la moneda y del sostenimiento de las políticas inflacionarias que en conjunto significan un mazazo descomunal a nuestras condiciones de vida.

Como fiel representante de los monopolios, el macrismo ha hecho los deberes. La propia Cristine Lagarde no se cansa de decirlo con efusividad, cuando ensaya a modo de felicitación que “todo esto es gracias a los planes del Gobierno de Macri”. La implementación de este juego de pinzas entre devaluación, inflación y tarifazos, es lo que la vocera del FMI, la banca Morgan y demás expresiones del capital monopolista saludan con efusividad.

La demanda de productividad y la competitividad que los monopolios sostienen como la panacea de las soluciones, tiene en esta reducción salarial su significado real, pues las ganancias del capital están en proporción directa a su reducción.

Cuanto más salario perciben los trabajadores más se reduce las ganancias del capital, menos competitivo es el “mercado”, menos atractivo para las inversiones”. Por lo tanto, la clasificación de mercado emergente y el desembolso del préstamo del FMI se dan partiendo de esta condición, que es la marcada reducción del salario. Que además implica la profundización de la explotaciónpor medio de la productividad.

Pertenecer al “club de los emergentes” junto a Brasil, a México y a la mayoría de los países de América Latina, junto a China, diversos países de África y demás regiones del mundo globalizado, implica que nuestro país -o para decirlo de otro modo- la clase obrera pase a estar “integrada al mundo “de un modo mucho más concreto.

En un escenario de aguda lucha intermonopolista y muy lejos de estar dominado por ser el buen clima comercial lo que determina las relaciones internacionales, la principal identificación de los mercados emergentes es -de hecho- la reducción del precio de la fuerza de trabajo.

La situación la crisis que se desenvuelve mundialmente por la concentración y por las ganancias, por la aguda competencia intermonopolista, se da en un marco de crisis estructural que pagan los trabajadores con devaluaciones e índices inflacionarios descomunales y que se traducen en salarios más y más chatos.

La competitividad implica para los monopolios esta condición asfixiante para la vida de laboral y social de los trabajadores y el pueblo, donde la implementación de las políticas que viabilizan las ganancias del capital monopolista se traducen en una agudización lucha de clases en todas estas regiones plantarias y particularmente en nuestro país.

Por consecuencia, el escenario de efusividad y expectativas que exuda la burguesía monopolista -aún a pesar de darle aire al carácter económico de sus planes- está determinado por la agudización de la crisis política, que es la que aparece como condición superadora de esta situación.

En el marco de la lucha y la movilización de los trabajadores, la construcción de las organizaciones políticas de base y su conformación nacional -como expresiones de un movimiento político de carácter sindical con contenido revolucionario- es una necesidad que demanda esta realidad.

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