Vaca Muerta en la mira

De la mano de un show de subsidios multimillonarios del Estado, de cuantiosos beneficios impositivos, además de ventajas jurídicas y políticas, hace pocos días el gobernador de Neuquén junto a Macri, afirmó que en Vaca Muerta “hay reglas de juego claras”.

Las concesiones de 32 proyectos a grandes corporaciones petroleras están en marcha. Ello implica la perforación de 11.200 pozos pilotos (que son el inicio del proceso de perforación y extracción). Pero además, con estas reglas -que muestran la absoluta subordinación del Estado a los intereses del capital monopolista- corporaciones como Shell y Chevron siguen incrementando el número de concesiones y los proyectos de perforación y extracción, lo que habla a las claras del formidable negocio que estos monopolios tienen entre manos. “No vamos a parar hasta que desde Vaca Muerta exportemos 30.000 millones de dólares en gas y petróleo” dijo Macri en su visita a región hace pocos días.

Según detalla el diario Treslineas.com del 23/9, Vaca muerta bate records de producción. “La cuenca neuquina sigue viento en popa:en los últimos once meses la producción de gas creció 13,3%, al llegar en agosto a los 69,8 millones de metros cúbicos diarios (MMm3). Al mismo tiempo, en ese período se produjeron 120.551 barriles de petróleo diarios, lo que implica un crecimiento del 16,9% en el mismo lapso”.

No es verdad -como dijo el gobernador Gutierrez- que “El subsidio al gas y el precio alto del petróleo son dos factores que se combinan para un aumento de la producción”. Aunque en su frase desnuda que todo este boom extractivo de nuestros recursos no es más que un negocio en beneficio del capital monopolista, que tiene todos los condimentos que se dan en el marco de la crisis e inestabilidad mundial. O sea, cuando el negocio no represente ya un negocio rentable, así como vino se va, pues los llamados costos los cubren los subsidios y las deudas contraídas por el gobierno a su servicio.

Si hablamos de “factores” para un aumento de la producción es inevitable hablar de obreros de carne y hueso, es decir, de obreros petroleros, de la construcción, de servicios, de transporte, químicos, técnicos, ingenieros, etc…  que no pueden ser reemplazados, por tecnología de punta y que son en su conjunto la fuerza de trabajo que hace posible que la producción crezca o no, que las ganancias de los monopolios se reduzcan a partir de sus conquistas e incrementos salariales. Que sus negocios se empantanen y que las reglas de juego sean raleadas por enfrentamientos políticos y la lucha de clases.

Es precisamente la conflictividad en torno a esta cuestión lo que más preocupa al poder monopolista y sus acólitos. Por ello, el capital monopolista se apresta a tener todas las garantías del Estado para que sus negocios no se diluyan en futuros enfrentamientos de clases.

El interlocutor válido de esas garantías políticas que atemperen la conflictividad es, nada más y nada menos, que un traidor consuetudinario a los trabajadores. Un subordinado total al capital monopolista y gran precursor de la reforma laboral y la modificación de los convenios petroleros en favor de la explotación y las ganancias del capital, fiel exponente de la casta de parásitos, llamados «gordos» o «dirigentes» de la CGT: el señor Pereyra.

En sus palabras de ayer viernes, queda expuesto su papel.“Queremos bloquear Vaca Muerta de cualquier tipo de conflicto que pudiera haber y para eso hace falta un acuerdo entre el gobierno nacional, provincial, los trabajadores y las empresas, para que no se genere ningún tipo de conflicto. Queremos firmar un acuerdo que le llegue a Estados Unidos o donde fuera, que les asegure que acá en Neuquén se vive en paz, porque somos dirigentes que nos sentamos a la mesa para solucionar las situaciones y de ese modo dar un mensaje de tranquilidad hacia afuera, hacia los inversores”. Grandes palabras, saque el lector sus conclusiones…

Querer “bloquear Vaca Muerta” como dijo este personaje, implica también la militarización de la región. El nuevo decreto del gobierno de Macri sobre el papel de las Fuerzas Armadas en los conflictos internos, tiene sin duda a Vaca Muerta y la defensa de los intereses monopolistas en la mira, como ya lo afirman diferentes periódicos de Neuquén.

Con él, se busca avalar en toda su plenitud el saqueo de recursos, la superexplotación y la destrucción del medio ambiente. Con estas iniciativas -que combinan engaño y represión- se expresa con toda claridad el rol del Estado como el instrumento de los monopolios.

Sin embargo, estas maniobras de la burguesía se dan en un marco de creciente conflictividad de los trabajadores. El río suena y no puede ser detenido, porque a pesar de todos sus esfuerzos, todos estos planes están subordinados a la lucha de clases.

A sabiendas de ello, su afán es anticiparse a lo que significa incrementar la productividad en Vaca Muerta y exportar miles de barriles y millones de metros cúbicos de petróleo y gas respectivamente, con salarios devaluados y el marcado deterioro de las condiciones de trabajo y las condiciones de vida cada día empeoradas por el ajuste y la inflación.

Pretenden generar condiciones políticas de sumisión y “paz social” para contener la conflictividad y el enfrentamiento de los trabajadores que ya se está dando en la región.

Pero los trabajadores están llevando adelante paros e incrementan sus medidas de fuerza para los próximos días, ya que están en plena disputa por la apertura de las paritarias y por aumentos salariales, que buscan modificar el cambio de las horas de trabajo.

La burguesía está preocupada por doblegar a 30.000 obreros del petróleo. Sabe que lo que se propone, pero, aun así, la lucha de clases dispone. Este escenario implica quebrar el bloqueo de la burguesía monopolista y avanzar en profundizar en la unidad y la organización de las bases, con los trabajadores petroleros, para nacionalizar su enfrentamiento. Para nacionalizar la lucha de clases.

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