Las palabras y las cosas

En estas épocas, cuando la política de la burguesía monopolista utiliza las palabras para realizar lo contrario de lo que afirma; cuando la mentira y el engaño son moneda tan habitual que si un político burgués habla la reacción inmediata es buscar en qué nos está mintiendo, algunas afirmaciones (provocadas por el rigor de la lucha de clases) son tan ciertas que hay que detenerse en ellas.

La magnífica rebelión que por estos días protagoniza el pueblo chileno obligó al presidente de ese país, Sebastián Piñera, a decir: “estamos en guerra”.

Para los cánones de “corrección política” que la clase dominante maneja, esas declaraciones son más o menos que escandalosas. Por eso reiteramos, fueron hechas como respuesta a una situación en la que la lucha de clases puso las cosas blanco sobre negro. Y lo que en épocas de calma no se dice, en épocas turbulentas las cosas se blanquean y se sinceran.

La burguesía monopolista, a nivel mundial, les ha declarado la guerra a los pueblos hace rato. Atravesamos una guerra de clases llevada adelante por la oligarquía financiera a nivel planetario, y aplicada según las realidades de cada país.

En el año 2006 Warren Buffett, en una entrevista en el diario New York Times declaró: “Hay una guerra de clases; es mi clase la que está haciendo esa guerra. Y la estamos ganando”. https://www.nytimes.com/2006/11/26/business/yourmoney/26every.html?_r=0

El ataque a conquistas y derechos que la burguesía mundial desató a partir de la necesidad de sostener su decreciente tasa de ganancia, no ha dado tregua alguna a los pueblos del mundo. El ataque contra los salarios, contra las relaciones laborales, contra los regímenes previsionales; las políticas que aumentan la carga impositiva a los sectores del trabajo y se la reducen a los capitalistas; el saqueo planificado e irracional de las riquezas naturales en el planeta; las consecuentes hambrunas, enfermedades que podrían evitarse pero provocan muertes; las confrontaciones bélicas llevadas adelante para el control de territorios y recursos; todo ello, conforma la guerra de clases de la que Buffett habló y de la que Piñera ratificó ante la rebelión del pueblo en Chile.

Que la burguesía monopolista se exprese de ese modo no debe sorprender. Es exactamente allí cuando expresa su carácter opresor y explotador de clase. Y los pueblos, y en particular los revolucionarios, debemos ser concientes que enfrente tenemos a un enemigo que, con democracias burguesas o con dictaduras, llevan adelante una guerra de clases que ratifica que el capitalismo que ellos comandan sigue y seguirá siendo el sistema dominante mientras no se le oponga una alternativa de revolución socialista. Revolución socialista que tiene que ser producto de proyectos políticos que sean llevados adelante y realizados por la clase obrera y demás sectores explotados y oprimidos.

Cualquier variante burguesa lo que llevará adelante son esas políticas. Algunas más abiertas, otras más solapadas. Pero esas políticas al fin.

Porque en esa guerra de la que ellos hablan se están jugando su supervivencia como clase y la supervivencia del sistema mismo. No tengamos la más mínima confianza que como ocurrió hace unas semanas en Ecuador y ahora está ocurriendo en Chile, ante la amenaza que significan los pueblos alzados y movilizados por sus derechos conculcados la burguesía monopolista actuará defendiendo sus intereses de clase.

La lucha, la decisión, la combatividad de cientos de miles, millones en las calles, es como se expresa hoy esa guerra de clases. Y allí la burguesía podrá contar con todo el aparato estatal e institucional a su servicio, pero no cuenta con a la legitimidad ni la razón política pues es en esos enfrentamientos donde, precisamente, las clases se revelan tal cual son. Una explotadora y asesina; la otra luchando por construir un presente y un futuro que la clase dominante quiere quitar.

La rueda de la Historia sigue su curso y el devenir augura nuevos escenarios en los que las clases antagónicas se verán las caras. Por ello hay que tener claro a qué clase nos enfrentamos y cómo avanzamos en niveles de organización y de proyecto revolucionario los pueblos para dar ese enfrentamiento.

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