Motín en Devoto: otra forma de justificar la represión

El día de ayer y parte del día de hoy una noticia quebró la monotonía periodística: el motín en la cárcel de Devoto. Como muchos sabrán, los acontecimientos se desenvuelven a partir de que dos trabajadores penitenciarios dan positivo en el análisis de COVID19. El reclamo por garantías de seguridad e higiene ante la pandemia ya venía siendo agitado en las cárceles siendo dos los reclamos centrales: la prisión domiciliaria para los grupos de riesgo y mejores condiciones de salubridad dentro del penal.

Ante esto, los medios de comunicación divulgaron dos posiciones ideológicas centrales. Por un lado, los fachos estilo Feinman pidiendo la más cruenta represión y declarando textualmente, indignados ante la firma del acuerdo entre las autoridades y los presos que “con guerrilleros y delincuentes no se negocia”, colocando en el mismo lugar al revolucionario que lucha por la liberación de la explotación que al asesino serial, al proxeneta o al narcotraficante. Lisa y llanamente llamaban a entrar al penal y cometer una masacre tipo la Masacre de Carandiru sucedida en 1992 (Brasil). El sector “oficialista” del periodismo se encontró un poco más descolocado, y sin pedir la concreción de un asalto armado a la cárcel, salieron a darle a los presos diciendo que “no se justifican” los reclamos dado que, en cárceles como la de Devoto “prácticamente no hay superpoblación”. En primer lugar debemos decir que lo que ésta gente considera como superpoblación o no jamás es aclarado. Basta recorrer algunas pocas denuncias recientes para descubrir denuncias tales como que 82 presos cuentan con solo 2 inodoros y tres duchas, cuya higiene es deficitaria puesto que además los elementos de limpieza son provistos prácticamente en su totalidad por los propios reos (les entregan tres botellas de lavandina por mes).[1] Esto que mencionamos es, desde ya, el piso de la inhumanidad en los testimonios que se puedan recoger. Le preguntamos a todo el cuerpo periodístico de C5N si no consideran que esto se trate de condiciones de superpoblación carcelaria.

“Izquierdas” y “derechas” justificando la represión y recurriendo a los prontuarios de los presos para convencer a la sociedad de que esas personas merecen el más inhumano de los tratos. Los derechos humanos quedan para uso exclusivo de la “sociedad civil” y “civilizada”. De ninguna manera nuestro partido se coloca tampoco bajo la infantil posición de “mandar a domiciliaria a todos los presos”. Por supuesto, un violador, un asesino serial o un proxeneta merecen el mayor castigo social, pero bajo ningún punto de vista, un ser humano, por más que sea el peor de los torturadores, merece que se le cercenen los más esenciales derechos humanos, las aberrantes condiciones de las cárceles argentinas no son una condena por delito, sino una tortura.  Como contraca, por el corona virus les dieron prisión domiciliaria a varios militares presos por crímenes de lesa humanidad como por ejemplo el torturador y asesino cordobés Carlos Yanicelli. Para este sistema hay presos, y presos…

Decir, como afirma regularmente el progresismo que la delincuencia se resuelve con mayor educación, es una chantada total. La corrupción y el robo hacen a la esencia del sistema capitalista: los grandes capitales mundiales han amasado sus fortunas mediante guerras y masacres, BASF por ejemplo, la empresa química más grande del mundo, fue fundada por nazis indultados en Núremberg. Los grupo Techint, Ford, Mercedez-Benz, Fiat, Pan American Energy, etc., etc., etc., amasaron sus fortunas en la Argentina gracias a la colaboración de las distintas dictaduras militares y trabajaron en directa colaboración denunciando activistas obreros; inclusive, transfirieron sus deudas privadas al Estado Argentino. El robo, la delincuencia, la corrupción, el desprecio por la vida, la impunidad, la represión, la violencia, esa es la verdadera educación que reproduce el sistema capitalista, y no los saberes que se trasmiten en la escuela, como ser multiplicación y división, o conjugación de verbos.

Las cárceles son lugares absolutamente inhumanos, superpoblados (aunque sus “estadísticas” digan lo contrario) y donde se reproduce la enajenación de los presos. Esta enajenación lleva naturalmente a un desprecio extremo de la vida, y termina reproduciendo peores “delincuentes” que los que ingresan. Al contrario, si el problema planteado fuera la “reinserción social” como tanto gustan vociferar, el primer elemento aglutinante en las cárceles sería el derecho al trabajo, un elemento completamente ausente en el sistema carcelario argentino, negado y hasta combatido por el propio sistema. De manera tal que el sistema carcelario forma parte de las instituciones del Estado capitalista que reproducen la propia violencia del sistema capitalista y someten a los presos no a un confinamiento social como castigo, ni mucho menos a una reeducación, sino directamente a una tortura aberrante e inhumana. Una tortura dentro de la cual, a su vez, se reproducen las mismas estructuras de poder del sistema: bandas que controlan la cárcel en connivencia con las autoridades del Estado, violencia y poder a manos de los más adinerados, venta y usura de bienes de limpieza y alimento (dado que lo que entrega el Estado no alcanza ni para la subsistencia), en fin, impunidad por donde se lo mire que solo lleva a una mayor enajenación del ser humano y a una vida vejada de los más esenciales derechos humano acompañado de un sistema judicial que funciona sólo para acelerar el tratamiento de aquellos reclusos con mayor poder (como los genocidas), clara distinción de clase, y hacia donde apuntan parte de los reclamos elevados por el motín. Jamás la cárcel puede ser un ámbito de reinserción, puesto que las causantes del delito son, en casi su totalidad, resultante del propio sistema capitalista.

Al pedir represión, al negar estas condiciones inhumanas de vida, la izquierda, el progresismo y la “derecha” solo justifican la represión que quieren ver prolongada sobre el resto del pueblo. Ante esto, nuestro partido plantea:

  • El problema de la delincuencia es inherente al capitalismo, no se resuelve con “más educación” porque la verdadera educación del capital es la opresión, la corrupción y el desprecio por la vida. La delincuencia es generada e impulsada en todos los niveles por el propio sistema.
  • La solución de fondo solo puede provenir de la autodefensa de masas: en los grandes periodos revolucionarios, cuando la organización de los trabajadores es superior, desaparece la delincuencia. Así lo han demostrado todos los procesos revolucionarios de la historia de la humanidad.
  • No avalamos ninguna vejación a los derechos humanos. Independientemente del tipo de delito, bajo ningún contexto la vida de una persona puede ser sometida a semejantes vejaciones. El Estado debe garantizar cárceles con instalaciones humanas.

[1] https://www.fiscales.gob.ar/violencia-institucional/denunciaron-inhumanas-condiciones-de-detencion-en-la-carcel-de-devoto/

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