Abuso policial, complicidad con el delito y violencia: un sello de la clase burguesa

Diego Fabián Ledesma fue detenido el 15 de Abril de forma violenta e irregular en su domicilio del Barrio Pech de Tortuguitas en Malvinas Argentinas. Irrumpieron en su domicilio sin orden de allanamiento en un operativo combinado de personal policial perteneciente a la comisaría 4ta. de Tortuguitas y personal civil que nunca se identificó. Posteriormente a la irrupción violenta y sorpresiva en su hogar Diego, un amigo, la esposa y su hijita fueron hostigados de forma severa y denigrante por parte del personal policial. Testigos que se encontraban circunstancialmente en el barrio intentaron filmar el violento e irregular procedimiento, ante lo cual las fuerzas policiales incautaron celulares a los testigos. El resultado del operativo fue el secuestro de dos plantas de marihuana para consumo personal pertenecientes al acusado, Diego Ledesma.

Desde esa fecha fue detenido en la comisaría 4ta. de Tortuguitas, encontrándose con un cuadro gripal y de tos severa sin recibir visitas ni atención médica. Dicha comisaria carga en su haber con otros casos de excesos policiales y malos tratos.

Como consecuencia de los reclamos familiares y la organización de los vecinos, con el acompañamiento de algunas organizaciones sociales y de Derechos Humanos se consiguió que pudiera ser trasladado a otra comisaria debido a los malos tratos y ensañamiento personal con Diego.

Consultando a vecinos del barrio la postura de ellos es unánime en cuanto a la inocencia del muchacho, quien es respetado y querido en el barrio como un hombre de bien dedicado a su familia. Las instituciones de la burguesía lo acusan de “vender droga” en el barrio, nada menos. Sin embargo, todos sabemos que los narcotraficantes residen en barrios privados protegidos sin que nadie los toque debido a su pertenencia de clase y al negocio millonario que les reditúa el narcotráfico a sus arcas millonarias.

En ese entramado nefasto de complicidad, la policía cumple el rol de custodiar el barrio y permitir la venta a aquellos que les dan un ingreso económico garantizado. Todo este cuadro agravado por un cuadro represivo acentuado en la actual cuarentena, que deja las manos libres a las fuerzas de seguridad y aplican la represión en los barrios, persiguiendo y maltratando a los trabajadores y desocupados que tan solo intentan sobrevivir en un contexto severo de pobreza y marginación.

El Estado apenas aplica políticas paliativas e insuficientes para los sectores más castigados pero otorga amplios y jugosos beneficios para el poder económico concentrado y monopólico que utiliza todas las artimañas propias de su clase para despedir y suspender trabajadores con total impunidad y descaro.

Historias como las de Diego, de atropello e injusticia propia del sistema, abundan en nuestros barrios. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Valeria, la hermana de Diego;

– Contanos qué pasó el 15 de abril…

– Ese día mi hermano estaba en su casa con su familia y un amigo. De repente apareció un coche de civil y entraron rompiendo todo en la casa, lo golpearon a él y a su amigo. A mi cuñada y mi sobrinita de dos años las pusieron en el piso durante una hora. Después de golpear un montón a mi hermano y a su amigo se los llevaron a la comisaría 4ta. y le inventaron una causa por venta de estupefacientes, cuando en realidad eso es mentira porque el solamente cultivaba para consumo personal. Los tipos que entraron no dejaron que nadie filme el procedimiento y después llamaron a un patrullero.

Desde el 15 de abril Diego estuvo preso en la comisaría 4ta. hasta el día 4 de mayo que fue trasladado a la comisaría 2da. de Polvorines por el reclamo de algunas organizaciones y los vecinos del barrio. Justo cuando íbamos a realizar una marcha desde el centro de Tortuguitas hasta la comisaría 4ta., casualmente lo trasladaron.

  • ¿Cómo es tu hermano?

– Mi hermano es un muchacho muy querido en el barrio, todos lo quieren y respetan porque construyó una familia y aprendió el oficio de gasista, de eso vive. Tiene una hija chiquita que llora y lo extraña mucho. Mi hermano no es un delincuente, es un laburante, es gasista y labura de lunes a viernes para mantener a su familia. En el barrio muchos se sacaron fotos con el cartel defendiéndolo y pidiendo su liberación. Juntaron firmas y se iban a movilizar por su libertad

-¿De qué manera podemos ayudarlos?

-Lo primero es dar a conocer lo que está pasando y participando en lo posible del reclamo por su libertad, luchando para que Diego sea liberado y no le vuelvan a pasar estas cosas a personas humildes que solo son laburantes.

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