La mirada del PTS sobre los años´70 para justificar su real carácter en el hoy

El PTS publicó una nota en La Izquierda Diario, so pretexto de un “nuevo aniversario” de la muerte del dictador argentino Aramburu, supuestamente para ejercer una crítica histórica a la organización Montoneros. Pero en realidad es un tiro por elevación, con el oportunismo que los caracteriza, para, desde el diversionismo, cuestionar el rol de las organizaciones revolucionarias de los ´60, ´70, pretendiendo demonizar contrariamente a lo que afirman. Pero más grave aún es lo que esconden a las generaciones que no atravesaron aquel extraordinario proceso: el papel de los revolucionarios y la situación subjetiva de las masas, donde la conjunción de ambos factores fue lo que facilitó la construcción de múltiples y poderosas organizaciones de la clase obrera y el pueblo para la lucha por el poder en manos de la burguesía y con ello el extraordinario salto cualitativo en la conciencia de las masas.

La violencia política en nuestro país y la resistencia de nuestra clase obrera y el pueblo con carácter violento pareciera para estos señores que nace en el CORDOBAZO, y para fundamentarlo utilizan el término “auto organización obrera” recurriendo a un análisis metafísico y a histórico. Se olvidan del golpe militar de la Libertadora y con ello la proscripción del peronismo, la creación de los comandos civiles para golpear y encarcelar delegados de base y los miles y miles de bombas y sabotajes en la denominada resistencia peronista.

Es bueno recordar que el golpe de Aramburu, se va a constituir en el inicio del proceso de instalación del Capitalismo Monopolista de Estado en nuestro país. Empresas monopólicas comenzarán a instalar sus filiales en nuestro territorio saltando las barreras aduaneras, produciendo directamente con mano de obra argentina, ya sea para el enorme mercado interno que se desarrolló en el país desde la década del ’30 y sobre todo del ’40, o para la exportación. Claro está que esas empresas necesitaban una mano de obra disciplinada, dócil a sus intereses productivos y económicos. Era imperioso volver atrás con las conquistas políticas, sociales y económicas obtenidas por la clase obrera. La burguesía había jugado sus cartas a sangre y fuego, la clase obrera no estaba dispuesta a ceder pasivamente sus conquistas, una nueva etapa de la lucha de clases comenzaba.

Luego con unas elecciones con proscripciones al peronismo, se da el gobierno de Arturo Frondizi que intentó implementar el famoso Plan Conintes, en consonancia con lo antes mencionado y que encontró rápidamente como respuesta un levantamiento de huelgas obreras que no pudieron ser derrotadas por la represión, y con ello el nacimiento de una nueva burocracia sindical conocida como el Vandorismo. Y es ahí donde van a surgir las patotas sindicales armadas. Pero la enérgica y tenaz lucha de la clase obrera con sus organizaciones de base de todo tipo, incluidas las formaciones militares, sumado a las miles y miles de publicaciones de carácter ideológico del campo de las ideas revolucionarias, forjaron algo que hoy debemos recuperar: LA CLASE OBRERA HABIA TOMADO CONCIENCIA DE CLASE PARA SÍ.

Por supuesto con un contexto internacional que va a influenciar directamente en la conciencia de las vanguardias que tenían un carácter muy amplio. Así, la influencia de la revolución Cubana y la gesta del Che en Bolivia van a poner sobre el tapete la cuestión de una revolución encabezada por el proletariado, donde como todo proceso va a tener sus características particulares de acuerdo a cada país, que va desde la conformación de las clases y su grado de influencias (donde está claro que Argentina no es Cuba o Bolivia), no solo por la conformación del desarrollo industrial en nuestro país, sino incluso por el peso de la burguesía a través del peronismo, que era por arriba controlado por la burguesía, pero por abajo existían miles de obreros clasistas, que aunque una gran mayoría eran peronistas, tenían conciencia de clases.

Si lo sabrán algunas facciones trotskistas de la época, que su política central era el entrismo, es decir se disfrazaban de activistas peronistas para tratar de ser delegados u organizar algo, sus convicciones y proyectos eran tan raquíticos y sus desconfianzas a las masas tan grande, que eran incapaces de creer en el papel transformador de las ideas revolucionarias por un lado y la capacidad de movilización y combatividad de la clase obrera por el otro. Pobres inocentes campeones del revisionismo histórico, de esta, sí se olvidan de contarles a los jóvenes, ni hablar de las “buchoneadas” que les hacían a los patrones cuando detectaban a un revolucionario.

Pero veamos algunas citas de su grandilocuente artículo sobre los ´70 (se olvidan de los´60). “El fusilamiento de Aramburu es una acción espectacular de propaganda armada, ajena a la lucha de clases que no tiene por fin extender el desarrollo de las tendencias insurreccionales, sino que busca reemplazarlas por la acción de un aparato armado que actúa en su nombre”. Y anteriormente afirma el mismo artículo que la muerte de Aramburu fue aplaudida en las calles. Una acción armada que en el contexto de un gobierno de facto y en plena conducta insurreccional terminaría junto a otras acciones de nuestro recién fundado ejército (ERP), potenciando el proceso insurreccional que se abría y la necesidad de una revolución socialista. Por eso cuando caracterizan el Cordobazo ponen al margen a las insipientes organizaciones revolucionarias como la nuestra, porque al parecer tienen una justificación política solo para la violencia de arriba.

Pero se equivocan. El pueblo aplaudió lo de Aramburu, porque desde hacía décadas aspiraban a que a ellos les “tocara” y lo ponemos entre comillas, porque en amplísimos sectores de la clase obrera y la juventud necesitaban visualizar fuerzas organizadas, que expresaran el derecho a levantarse en armas ante la violencia de las clases dominantes, donde es importante aclarar, que no existía la violencia social, como en nuestros días, pero sí la violencia política.

Pero estos teóricos de la contra revolución no solo mienten, sino que sus mentiras las hacen a contrapelo de sus prácticas actuales, donde lo importante para ellos es que toda expresión de lucha u organización que no controlan hay que romperla. Entonces a la hora de decir que analizan la historia, caracterizan la acción de los revolucionarios como despegadas de las masas y a la acción de las masas como una acción auto organizada (les faltó decir espontánea, que sí las hay, pero no es el caso del Cordobazo o los´70).

Afirman en su artículo sobre Aramburu y parten del Cordobazo. “Un año antes el proletariado y los estudiantes de la ciudad de Córdoba protagonizaron una acción histórica independiente de las masas, una semi insurrección obrera y popular que va a llenar la ciudad de barricadas… La acción de masas había sobrepasado los planes de los dirigentes sindicales que habían convocado a la huelga.”, pero no dicen o desconocen el plan de bloqueo de la central de bomberos, el bloqueo previo con barricadas a las principales comisarias, etc. Es decir, los dirigentes que estaban a la cabeza, principalmente Agustín Tosco, tomaron una postura insurreccional.

Siguen desnudándose: “En las calles de Córdoba se coreaba: ‘luche, luche y no deje de luchar por un gobierno obrero, obrero y popular, nacía el clasismo y los procesos de auto organización en comisiones internas y cuerpos de delegados que van a ser la fuerza subversiva del periodo”.

Evidentemente “desconocen”, ya que afirmar que las acciones de las masas sobrepasaron a los dirigentes sindicales, hay que atreverse a cuestionar a Agustín Tosco, Salamanca, Atilio López, solo por citar a los más importantes. Muy por el contrario, fueron precisamente la más clara expresión del más profundo sentimiento clasista del proletariado cordobés; eran parte de la cara visible, de tales organizaciones obreras clasistas. Tosco un dirigente nacional que hizo todo el esfuerzo de elevar la lucha de las masas al plano político e ideológico revolucionario, así se peleara por guantes en un trabajo él planteaba que cada lucha si no estaba encuadrada por la liberación de la explotación del hombre por el hombre no servía.

El Cordobazo fue el levantamiento más notable pero no el único: el Rosariazo, el Correntinazo, el Mendozazo, el Tucumanazo, fuero verdaderos levantamientos insurreccionales de masas que terminaron derrocando a el General Onganía. Luego vendrán el Vivorazo, más violento aún que el Cordobazo, donde nuestro Partido jugó un papel fundamental; SITRAC SITRAM, donde por la fuerza de la lucha de masas y una vanguardia constituida por nuestro partido, sectores del peronismo revolucionario, y otras organizaciones crearon una de las experiencias de organización obreras más importantes de Córdoba.

La intencionalidad de intentar fundamentar que las organizaciones revolucionarias (que con muy mala leche la reducen a la guerrilla solamente) ejercieron la lucha armada como aparatos, esconde que las organizaciones obreras a las cuales el PTS menciona como auto organizadas, fueron las principales impulsoras y organizadoras del período que les gusta llamar “los ´70”. Por ejemplo y lo vamos a citar: nuestro partido esencialmente nace en Tucumán, donde pasa a ser la dirección política del proletariado azucarero, con Leandro Fote y Santillan a la cabeza, siendo Mario Roberto Santucho un referente político del proletariado y el pueblo tucumano, lugar que va a acelerar la decisión del lanzamiento de la lucha armada de nuestro partido. Frente al nivel asesino y violento de la represión le demandaron los propios trabajadores a nuestro partido la necesidad de una respuesta militar organizada, sumado a la constante y sistemática violencia política de parte de las clases dominantes y las aspiraciones de avanzar hacia un proceso de la lucha por la toma del poder político, en un contexto de la lucha de clases donde las libertades políticas y de organización eran constantemente truncadas bajo la acción represiva. Son fundamentos históricos que más allá de las deficiencias o errores constituyeron elementos esenciales que terminaron produciendo un salto cualitativo en la conciencia y organización de la clase obrera y el pueblo.

Si no hubiera habido una mancomunión entre política y organización en los diferentes niveles, de las más variadas herramientas del campo revolucionario y popular, incluido el aspecto militar jamás podríamos haber escrito tales páginas de la historia, si no estuviéramos fundidos con las masas, no habríamos elevando constantemente la conciencia hacia la revolución.

De las coordinadoras de los gremios en lucha que tanto les gusta hablar como auto organizadas, que tengan en claro que faltan a la verdad: en ellas estaban todas las corrientes del campo popular incluidos algunos sectores minoritarios del troskismo y eran impulsadas por el más amplio espectro del campo revolucionario que ejercían la lucha armada, nuestro partido, el PRT, todo el arco del peronismo revolucionario, Montoneros, el Peronismo de las Bases, la FAL, la FAR, la FAP y otras, donde desde las bases, sobre todo en las fábricas existía una profunda unidad de clase.

El famoso Villazo (del que tanto les gusta escribir y hablar), queremos recordarle al PTS, que la Lista Marrón estaba compuesta por todo el arco del campo revolucionario y popular incluidos los trotskistas, que, o casualidad, fueron los únicos expulsados luego de dicha lista. Y les queremos recordar que el famoso Villazo constituyó un comité de huelga que, en unidad con toda la comunidad decretaba el toque de queda, por ejemplo, en toda la ciudad para aislar a la represión. Todo eso no se puede hacer sin una dirección política revolucionaria de toda una comunidad.

¿Le preguntamos también al PTS, por ejemplo, quién se cree que se puso al frente del Rodrigazo?  Conoce acaso la columna de obreros de zona oeste, con Mercedes Benz a la cabeza, Propulsora en zona sur, o Ford en zona norte, quién estaba a la cabeza (y ojo no con los trapos). Así, la lista es larga.

Y por supuesto, teníamos muchas diferencias con el peronismo revolucionario, pero de ninguna manera vamos a desconocer los tremendos sacrificios que supieron asumir en la etapa, a la altura de la agudización de la lucha de clases en nuestro país, como si fueran aparatos por fuera de las masas como ustedes afirman. Y podemos seguir desde Las ligas Agrarias, los frentes antimperialistas hasta el internacionalismo proletario.

Entonces surge la pregunta ¿Desde dónde gratuitamente el PTS con pretextos de fechas históricas sale a cuestionar el proceso revolucionario de masas más importante de la historia de la lucha de clases en Argentina?

Y la respuesta tiene un solo sentido: mantener viva en el terreno ideológico la llama de la contra revolución desde las filas de una supuesta organización autodenominada de izquierda.

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