El acuerdo con los acreedores y las expectativas de dos clases de argentinos

El gobierno y gran parte del arco político festejan el acuerdo logrado con los bonistas respecto del pago de la deuda. Aunque carente de euforia, el sector empresario representado por Acevedo, el presidente de la UIA, dice que esto les permitirá financiarse en el exterior ya que no se le cerrarán las puertas del mercado de capitales.

Técnicamente, lo que se conoce a través de los medios es que el tema se cerró según lo que pretendían los acreedores, pues del valor de los US$ 54,9 / US$ 100 que pretendía los bonistas, contra el ofrecimiento del gobierno de US$ 52,5 / US$ 100, se cerró en US$ 54,8 / US$ 100. Los intereses que debían pagarse los días 4 de marzo y 4 de setiembre pasaron a las fechas 9 de enero y 9 de julio, y así ha pasado con otros puntos del “acuerdo”.

Pero fuera de estas cuestiones técnicas que muestran cómo las condiciones de las negociaciones las impone el capital mayor, debemos decir que el famoso acuerdo no puede generar ninguna expectativa en la clase obrera y sectores populares, por el contrario, significará un nuevo piso para el incremento de un nuevo apriete. Ya, declaró Acevedo, que el acuerdo con los bonistas debía complementarse con mayores facilidades de financiación para las empresas a fin de despegar de esta crisis e iniciar un nuevo ciclo productivo. Y como sabemos por sufrirlo diariamente en nuestros cueros, los recursos salen del único lugar que puede salir la riqueza: del trabajo de los obreros, a la que contribuyen los trabajadores en general.

Es indisimulable que tanto el gobierno como la burguesía, al tiempo que proyectan en los papeles mayores sacrificios para la población productiva y laboriosa, son conscientes de que el horno no está para bollos y que la resistencia de trabajadores a las medidas de ajuste va tomando un color más intenso al tiempo en que la careta de la falsa protección de la salud ante la pandemia se cae a pedazos a pesar del eco insistente de que la mayoría de los contagios y peligros de enfermarse se originan en las reuniones familiares, al tiempo que pululan y se reproducen los contagios en empresas, fábricas, hospitales, medios de transporte, etc.

Tanto el peso de la deuda, cuya forma de pago se termina de acordar, como la concentración monopolista en curso acelerado intentarán seguir haciéndose caer sobre las espaldas de los trabajadores y las masas populares, razones de peso para insistir en las luchas por mejoras en las condiciones de vida, aumentos salariales, rompimiento de los cercos impuestos por años de una cultura gremial sectaria que distingue a trabajadores productivos por ramas fomentando su división y enfrentamiento de intereses.

Seguiremos insistiendo en que la mejor forma de hacer frente a esta situación oprobiosa es resistir cada medida tomada en contra de nuestros intereses. Y esa resistencia no puede ser de otra forma que organizándose en cada empresa en grupos que bien pueden ser comités de lucha formado por los trabajadores de base que muestren una firme actitud de pelea frente a las imposiciones de la burguesía y su gobierno de turno.

Pero esos comités o núcleos de trabajadores deben inmediatamente buscar el crecimiento y la participación, lo más masiva y amplia posible, en la propia fábrica o empresa y también la unidad con los trabajadores de otras empresas de la zona y con el pueblo que rodea las mismas haciendo de distintas luchas “gremiales”, sectoriales o particulares una sola lucha de clases contra la explotación, la miseria, el desempleo, el hambre, el aislamiento y todas las reivindicaciones que nacen de las necesidades y aspiraciones populares que el sistema no va a resolver por sí mismo, por el contrario, tenderá a empeorarlas.

Siguiendo las prácticas más avanzadas de democracia directa que impiden, las negociaciones a espaldas de las decisiones tomadas por las bases en asamblea, es que esas organizaciones deben avanzar y crecer formando una telaraña regional y nacional con miras a constituir una fuerza única que dispute las decisiones a la burguesía en el poder y sus gobiernos de turno, sea cual fuere el signo partidario con el que se presentan ya que la vida nos ha demostrado que todos aplican en esencia la política que le conviene sólo a la burguesía monopolista.

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