La independencia política de la clase obrera y el pueblo debe ser la respuesta a la agenda de la burguesía

El empeoramiento de las condiciones de vida no se detiene, va acompañado de un crecimiento de la bronca que, aunque no está aún generalizado desde la movilización, no deja de incrementarse. No son pocos los conflictos y no son pocas las luchas que laten en el seno de los trabajadores y el pueblo.

Los comentarios, las quejas, los insultos se dejan oír en cada viaje en colectivo, en cada compra en el supermercado o en el almacén, en cada cola del banco, en el seno de cada familia, en cada lugar de trabajo. Que la plata no alcanza!!, que vas al supermercado y no traes nada!!, que la plata que entra se esfuma!!, que así ya no se puede vivir!!, etc… ni los datos macroeconómicos, ni sesudos y grandes análisis financieros en la prensa burguesa alcanzan a exponer la crudeza de la situación que se vive. A lo sumo son otras tantas cifras que, viniendo de donde vienen, ni por asomo permiten apreciar el panorama real.

Hay hambre!!, todos los políticos son una mierda!!,… El repertorio de exclamaciones es abundante y reiterado y el repertorio de políticos y gobernantes se ha hecho más amplio.  Abundan el desencanto y la desconfianza al compás de ajustes brutales que van de la mano de políticas de disciplinamiento y aislamiento que intentan asimilar a la clase obrera y al conjunto de nuestro pueblo a la idea de acostumbrase a estas condiciones de vida sofocantes e inhumanas en función de seguir acrecentando las ganancias de la clase dominante.

Como los políticos son todos una mierda, yo no me meto en política!.¿Si la política la dejamos para los políticos, todo esto que nos está pasando cómo se enfrenta? Es verdad que las políticas burguesas, donde participan y están incluidas las cúpulas sindicales y su Estado,   se las dejamos a la burguesía; todas ellas tienen tan malos atributos y tan mala prensa que la amplia mayoría del pueblo, con sabiduría, las repudia pero, las políticas de los trabajadores y el pueblo esas, que se hacen sentir en la movilización y en la lucha por el salario, en la conquista de nuestros derechos en la organización de las bases, esa es nuestra política, esas no pueden ser consideradas ajenas. Los monopolios con el gobierno a su servicio despliegan políticas burguesas, las que de una u otra forma todos repudiamos. Pero si los trabajadores y el pueblo no engarzan sus necesidades con una política de clase, en unidad con el pueblo ¿Cómo se enfrenta este escenario?, ¿Cómo se les pone un freno, como se avanza?, ¿Cómo se imponen nuestras demandas?

El hecho es que ¡¡si todo se va al carajo!! como dicen muchos ¿Qué opción tenemos los obreros, los trabajadores y el pueblo?  Es indiscutible que hay que reflexionar acerca de cuál es nuestra mejor opción, la necesaria y la que hay que construir. Si todos los demás caminos conducen al mismo destino, es decir a que todo gire como una rueda donde todo se repite y nada cambia,  el único camino verdaderamente adecuado a nuestras necesidades es que la organización en la fábricas y en las barriadas debe ser expresión de una política independiente de las burocracias y de la burguesía en todas sus instancias. Es decir, hacer la política propia y de clase, con agenda propia, con las propias iniciativas, con los propios debates, con nuestras propias decisiones colectivas y amplias.

En estas condiciones de crisis terminal, cuarentena y ajuste, donde las exposiciones de todos los males del capitalismo se llevan puesto cualquier posibilidad de credibilidad en la recuperación de un sistema social con marcados signos de agotamiento, los trabajadores y el pueblo debemos saltar el umbral porque esto ya no da para más. Ese salto significa avanzar desde nuestros intereses en la independencia política de nuestra acción. Este es el escalón donde tenemos que estar subidos para ver más allá de los limitados horizontes que la burguesía no impone.

 

 

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