Así piensa un burgués

– Periodista: ¿Cuáles son los temas más urgentes que debería atacar el Gobierno?

– Madanes Quintanilla. (dueño de Aluar-Fate): Hay que corregir, en paralelo, el tema sanitario y el de la productividad. Sin eso, es imposible. Todavía, hay dotaciones restringidas en un escenario de impedimento de despidos y, aunque limitada, de doble indemnización. Tenés que ser muy jugado, hoy, para tomar una dotación eventual y sustituir a toda esa gente que no puede trabajar para recuperar producción. Esas personas te demandan tres, cuatro, cinco meses de entrenamiento. Todos suponemos que, para ese momento, el tema de la pandemia se va a empezar a corregir. Llevamos ya un año de restricción. Es mucho tiempo. (Apertura 01-03-21).

El tema sanitario y el tema productividad, dos problemas fundamentales.

En pocos renglones un burgués habla como burgués. Su pensamiento es ejecutado por su lenguaje directo. No separa el tema sanitario de la productividad. Este “señor” -de los más acaudalados del país- va al grano, no se detiene en los fuegos de artificio pequeño burgueses. Su prioridad es bajar el salario y para ello habla de productividad. La sanidad la enfoca desde el verdadero interés de clase. No se puede bancar una dotación de 350 obreros que no producen.

Aparecen entonces sí las políticas de la clase burguesa para llevar a cabo estos menesteres y es allí en donde comienza a pesar el contexto actual de la lucha de clases. A este burgués le inquieta el estado deliberativo existente en sus empresas y de cómo la clase ha venido ganando ciertos derechos políticos que lo obligan a pensar y reflexionar qué políticas seguir.

Es allí en donde el frente burgués hace agua. La última reunión de la clase dominante para acercar posiciones fue dinamitada por la realidad. El “vacunagate” hizo saltar por los aires un intento por perfilar un camino de salida. Este burgués estaba sentado en una de esas sillas y a su lado otros burgueses de mayor envergadura sabían que terminada la reunión cada uno iba a ir por lo suyo. El tratamiento político de la actual lucha de clases se les ha transformado en el principal escollo para poder saborear un triunfo claro y dominante sobre la “sanidad” y la productividad.

Este “buen señor”, como algunos otros que se han recuperado de la crisis de superproducción, alardea que puede colocar el 100 % de la producción. Pero lo que no dice es que esa “conquista” es a costa de un proceso brutal de quema de fuerzas productivas (humanas y materiales) y de un proceso de concentración en donde cada caído es un muerto. ¿Entenderá Madanes Quintanilla que su turno -más temprano que tarde- le llegará? Claro que lo entiende y lo asimila y es por ello que se fue a su residencia repitiendo la necesidad de lo fundamental. ¡Productividad!

La clase dominante no se detiene. Tienen a favor que del lado de la clase obrera y el pueblo aún la presencia de un proyecto político revolucionario es embrionario. Pero a la vez están comenzando a sentir “el aliento en la nuca” por el comportamiento de la clase, la misma va adquiriendo un ritmo muy distinto al de más de cuatro décadas, el escenario comienza a ser otro. Los burgueses lo olfatean y a nivel planetario, encabezados por Naciones Unidas y el FMI, advierten a los gobiernos de los levantamientos de masas por conquistar una vida mejor.

Sus negocios, “señor Madanes”, están sujetos a la mayor productividad lograda y usted sabe muy bien que allí radica la lucha de clases que usted mismo advierte en sus plantas. Allí radica la crisis política del Estado que usted es parte y allí radican las propias vacilaciones políticas que usted mismo practica cuando sus “planteles” de obreros y obreras se van plantando a lo largo de años.

Usted le teme a la nueva calidad política que se está amasando en la clase en general y en sus plantas en particular. Falta aún para traducirse en fuerza material pero las semillas están ya puestas y la resistencia se ha echado andar.

La vieja política burguesa hace agua por todas partes, la representatividad política y gremial están cuestionadas, lo nuevo está por parir. Pero los destellos de grandes batallas ya se han dado y se seguirán dando. No hay ni habrá resignación, esa es la historia de nuestra clase y de nuestro pueblo.

Se trata de no perder de vista que este burgués no es un pequeño burgués soñador y que así actúa su clase. De este lado de la barricada el pensamiento del proletariado debe contener un lenguaje y una acción directa a la altura del enfrentamiento entre clases.

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