Un nuevo escalón ascendente de la crisis política de la burguesía se presenta sin máscaras frente al pueblo. Los medios, posicionados en la pugna de intereses, nos bombardean sin cesar, que si las reservas del banco central no, que si las reservas del banco central sí; que el congreso sí, que el congreso no; que si Kirchner, que si Redrado…
Cuestiones que nada interesan a las mayorías porque estamos cotidianamente empeñados en sobrellevar los problemas de sobrevivencia que nos crean los de arriba.
Mas allá del sector que representa cada uno situado hoy en el oficialismo o en la oposición, ni uno ni otro buscan la felicidad del pueblo, el mejoramiento de los salarios, el avance de los derechos de los trabajadores y el pueblo, la salud, la educación, la seguridad, etc. Todo lo contrario, ambos sectores pretenden llevar sin límites la explotación y sumir, más aún, al pueblo en la miseria y el abandono. Todo en función de sus ganancias.
Estas fisuras entre los dueños del poder deben ser aprovechadas por las vanguardias de los trabajadores y el pueblo. Su crisis los dispersan, los llevan a la confusión, hace trasparente su situación de profunda debilidad y esto mejora las posibilidades de avanzar en las conquistas económicas, políticas y sociales.
Por eso es que debemos aprovechar esta oportunidad para, desde la movilización y la autoconvocatoria, avanzar en la lucha por el salario, y así demoler sus pretensiones de ponerle el techo de 20% a las paritarias del presente año, darles pelea en todos los terrenos donde haya una injusticia, hacerlos recular en sus avaricias sin límites.
La profundización de la lucha nos permitirá afianzar la confianza en nuestras propias fuerzas, construir nuestras herramientas, nuestra organización, que nos permita, desde nuestros propios intereses, hallar la salida de este atolladero indigno al que nos ha llevado la burguesía.
Meter el dedo en la yaga con la movilización y la lucha es la tarea de los revolucionarios. Agudicemos su crisis luchando por nuestra verdad.