Llovió y aumentó la carne. Así de simple y con ese cinismo, explica la Presidente la disparada fenomenal de los precios de ese alimento, básico en la dieta de los argentinos. Lo que hoy es noticia y “motivo de preocupación” del gobierno y los medios, es la realidad que padecemos los trabajadores desde mediados de diciembre de 2009. Y los aumentos no se limitan a la carne sino que alcanzan también a las frutas y verduras, los lácteos y todos los productos de primera necesidad, como así también los combustibles, los servicios (aunque las boletas lleguen con la leyenda de los subsidios), los impuestos provinciales y municipales, los medicamentos, etc.
¿Por qué la disparada de precios? Los medios burgueses enfocan la cuestión desde la economía, solamente: Que si hay más circulante, que si la demanda es mayor que la oferta. Como si todavía viviéramos en un capitalismo de libre y “sana” competencia entre caballeros burgueses. Lo que ocurre en realidad en la etapa del capitalismo monopolista de Estado, donde el poder de los monopolios se fusiona con el poder del Estado en un solo mecanismo, la política económica se establece sobre la base de los intereses de los monopolios. Por lo tanto, el establecimiento de los precios y la inflación que estos disparan es el resultado directo de políticas que el Estado lleva adelante en función del dominio de los monopolios sobre el mismo.
La mayoría de los monopolios en el poder, producen bienes que se venden al mercado mundial a precio dólar tal como ocurre en casi todas partes del mundo en la actualidad.
Ahora, los productos que se venden en el exterior a precio dólar son mucho más caros que los que se venden aquí a valor peso.
Dada la situación política y el estado de auge de masas que se vive en nuestro país, les es imposible a los monopolios achicar esa diferencia bajando los salarios de bolsillo.
Pero la forma que encuentran para bajar los salarios es aumentando los precios. Por ese mecanismo, si con $ 100 de nuestro sueldo comprábamos 5 kg. de carne, ahora con los mismos $ 100 compramos 3 kg. O sea el poder adquisitivo de nuestro salario descendió.
La inflación o aumento generalizado de precios tiene su origen en el mecanismo a través del cual la burguesía monopolista trata de mantener sus ganancias a costa de la rebaja de salarios. O sea que la baja de salarios (o lo que es lo mismo la inflación), no es de ninguna plaga de Egipto que por decisión de no se sabe de qué espíritu nos cae sobre la cabeza, por el contrario, es la consecuencia de una política de Estado para que los monopolios mantengan o acrecienten sus ganancias.
Como vemos los monopolios son los que fijan el precio de los productos que todos consumimos, determinan qué porción se exporta y qué queda para el mercado interno, y determinan los precios internos en función de los precios a los que ellos venden sus productos mediante la exportación. Resultado: los argentinos debemos pagar por los productos los precios que los monopolios fijen para sostener sus tasas de ganancias.
De esta forma se achata de hecho el salario, y con la inflación en marcha buscan licuar de antemano los aumentos salariales que los trabajadores consigamos a futuro. Aquí comienza a tallar el ingrediente político de la inflación actual. Los monopolios y el gobierno a su servicio prevén un año de producción a pleno y saben que ello traerá un agudizamiento de la lucha salarial, y la inflación será una excusa perfecta para que terminen de mostrar sus cartas y aparezcan los llamados a no desbocar los aumentos salariales porque de esa forma se produce mayor inflación. Es decir, la cantinela que los argentinos conocemos desde hace décadas.
Así las cosas, el techo salarial del 20% o del porcentaje que a ellos se les ocurra, que intentar imponer monopolios, gobiernos y sindicatos debe ser perforado por la lucha de la clase obrera y el conjunto de los asalariados. Con la doble intencionalidad de conseguir aumentos reales para sostener a nuestras familias y asestarles un golpe político al centro de su dominación, lo que profundizará aun más la crisis del poder y fortalecerá la unidad y la organización de los trabajadores y el pueblo en su conjunto.