En las últimas semanas “los popes” de la economía argentina están haciendo uso y abuso de su más reciente invento, la “expectativa inflacionaria”.
Nos bombardean cotidianamente por todos los medios disparando «Hay un clima de expectativa inflacionaria alta» -Las expectativas inflacionarias van a ir pesando cada vez … etc.
Pero ¿qué se esconde detrás de “innovadora” frase mentirosa? El salvaje aplastamiento del salario a través del aumento de los precios de los alimentos y servicios, etc.
En las últimas semanas ha generado una bronca y su respectiva disponibilidad a la pelea por recuperar lo perdido en el terreno salarial de todo el pueblo trabajador, que no está dispuesto a esperar a mitad de año para ver cuál es el resultado de las paritarias que comienzan en marzo, ni acepta los techos que quieren imponer desde las gerencias de los monopolios, sus cómplices, los dirigentes sindicales y el gobierno.
La “expectativa inflacionaria” es el temor a la pérdida de lo ganado por parte de la burguesía con las políticas generadas desde el gobierno en el terreno de la reducción de nuestro salario. Y los llevan a continuar la escalada de aumentos sabedores de lo que se viene.
No confían que el gobierno profundamente desprestigiado pueda contener y convencer de que es necesario trabajar por “salarios chinos”.
No confían que con los sindicatos y todas sus patotas, puedan detener la ola que se está gestando desde muy abajo desde las bases, las fábricas, talleres, y todo lugar donde haya un asalariado.
Temen y ensayan nuevas formas de engaño con paritarias con cláusulas de “paz social” como lo sugerido por la UOM de Villa Constitución, o como el reciente acuerdo realizado por la dirigencia sindical y la empresa de subterráneos de Buenos Aires, en el cual se comprometen a no realizar paros por un año. O empiezan a sacar del museo el viejo y reiteradamente fracasado pacto social, claro que, esta vez, quizás bajo el nombre del bicentenario.
La “expectativa inflacionaria” es temor a un 2010 de luchas y movilizaciones por conquistar lo perdido y el avance de las organizaciones obreras y populares en el terreno de la autoconvocatoria, que sin pausa, se extiende y profundiza, con su vanguardia a paso firme en la construcción de su futuro.