La burguesía, cuando publica sus estadísticas, no tiene ningún empacho, y aunque las muestre con la frialdad técnica de los números no puede escapar al cinismo y desparpajo que son propios de sus hábitos de dominación. Lisa y llanamente son unos sinvergüenzas. Veamos:
La industria en “recuperación”
En porcentajes comparativos enero 2009/enero 2010
Automotores +72%
Siderurgia +19,1%
Insumos químicos y plásticos +13,9%
Metalmecánica +11,3%
Papel y Celulosa +8,8%
Alimentos y bebidas -2,6%
Según los economistas de FIEL «durante los primeros cuatro meses del año vamos a observar un crecimiento interanual del 6% ó 7%, pero la industria va a seguir creciendo».
Los (empresarios) muy caraduras están divididos en sus opiniones: si van a reducir o mantener el porcentaje del personal ocupado.
Dos cosas: primero, si el personal lo disminuyen o lo mantienen, como dicen, con los índices de crecimiento que ya tienen y los que dicen que van a tener, sólo cabe una única e inequívoca conclusión, los niveles de superexplotación se «dispararán a las nubes». Por otro lado, y en consonancia con lo anterior, ¿cuánto disminuyó el poder adquisitivo del salario si tuvimos una inflación -sobre todo en alimentos- de más del 60% según la encuesta de la vida diaria? ¿Y ellos van a tener, además, un crecimiento en cuatro meses del 6% ó 7%?
Siguiendo con la frialdad técnica de los números, nos recalienta el padecimiento de la hambruna que nos acarrean sus ganancias. No es casual que en alimentos y bebidas haya una caída del 2,6%, y eso en la producción total, porque si tenemos en cuenta que Argentina exporta alimentos, ni hablar de cuál será la caída real del consumo en el mercado interno.
Queda demostrado con estas cifras que ellos mismos dan, que en la economía global el plan de los monopolios para la Argentina es, entre otros negocios, fabricar automóviles para exportar. El mejor ejemplo es una comparación con el año anterior en igual período: la producción automotriz creció un 72%. Como vemos las cuentas están más que claras.