Ante el discurso de inicio anual de las sesiones del Congreso efectuado por Cristina Kirchner, los diarios de tirada nacional destacaron el tema de la jugada ejecutada por la presidenta consistente en anular el decreto que permitía disponer de las reservas para pagar la deuda externa y en firmar otros dos decretos mediante los cuales puede disponer de dichas reservas para ese fin.
Se escribieron columnas y columnas en las que todos se quejaban de la maniobra.
Nos sentimos defraudados decían unos. Nos hizo pisar el palito gritaban otros.
Tendríamos que habernos ido del Congreso en ese momento vociferan algunos.
Nadie escribió una línea referida a otra afrenta más hecha por la presidenta al pueblo.
Es que entre burgueses, el motivo de las disputas es el destino de los fondos. Unos quieren que se empleen de una manera y otros, de otra diferente.
La vida del pueblo y sus problemas no son motivos de discusión.
La presidenta habló de dos Argentinas. La Argentina virtual y la Argentina real.
Para ella, la Argentina real es la que se va feliz de vacaciones, la que ha logrado un estandar de vida muy bueno, etc., etc. Le faltó decir que la justicia nos defiende, el sol sale para todos y los pajaritos cantan.
Según la presidenta, la Argentina virtual es la que nos muestran los medios: la inflación, la injusticia social, la falta de seguridad, etc.
Todo el pueblo sabe que en realidad la irrespetuosa, cínica, mediocre y soberbia representante de la burguesía monopolista que sostiene el bastón presidencial en una mano y la cartera Louis Vuittón en la otra, esconde que la verdadera Argentina es la que día a día crece en las luchas, en la organización y en el odio a todo lo que venga desde el poder burgués. Y en esto, la funcionaria coincide con los medios masivos de difusión y todos los políticos y voceros de la burguesía en la oposición.
A nosotros, pueblo trabajador, no nos importa el fin de ese dinero que si va a pagar la supuesta deuda o se queda en las arcas del Banco Central sólo servirá para engordar las ganancias de la oligarquía financiera, mientras no los obliguemos con nuestra fuerza a hacer otra cosa.
Sí, nos importan los pasos que estamos dando en enfrentar las políticas de miseria y hambre, la organización que vamos logrando en forma autoconvocada y los caminos de acercamiento y construcción de un proyecto que nos libere como pueblo del poder del Estado al servicio de los monopolios. Por ese camino vamos a poder decidir, llegado el caso, qué haremos con los recursos del país.