Los diarios dan cuenta hoy que la presidenta se reúne este mediodía con Moyano. Es indisimulable que la intención es ver cómo se procede para parar, desviar o suavizar los reclamos salariales que ya superan el 40%.
La semana pasada idearon la estrategia con los monopolios y, ahora, con sus vigilantes sindicales, pretenden incrementar todas las acciones en cada empresa para tratar que los reclamos no prosperen.
Mientras tanto, Kristina en un gesto populista insiste en querer confundir con la “redistribución de la riqueza”, mandando al Congreso un proyecto que “reivindica y protege” a las empleadas domésticas.
Como todos sabemos eso es como escribir en el agua, muy poco va a servir y menos gente es la que se podría beneficiar con ello. ¡Pura propaganda!
Así y todo, la presidenta escupe para arriba. Si es tan fácil mandar un proyecto para “beneficiar” a las empleadas domésticas, ¿por qué no manda otro proyecto para anular las leyes de flexibilización laboral, que plante bandera sobre las 8 horas de trabajo, con sueldos básicos por encima de la canasta familiar, con aumentos acordes a un ingreso por trabajador que permita una mejora económica real sin tener que quedarse a vivir en el trabajo para llevar un mango a la casa, seguridad laboral, 82% móvil en la jubilación, etc., etc.?
¿Tan pobre es el recurso para intentar engañar o distraer la atención?
No es con reuniones con el tristemente célebre Moyano ni preparando a los vigilantes sindicales en las fábricas, ni con proyectos engañosos como el descrito, cómo podrán parar el reclamo y las luchas por mejoras salariales.
Las cosas seguramente se decidirán en el terreno en que los trabajadores saben moverse con naturalidad: en las empresas, en los cordones industriales, en las calles. Es allí en donde con sus acciones, unidad y organización autoconvocada, los trabajadores profundizarán su lucha procurando hacer realidad sus reclamos de aumentos de salarios sin distribución en cuotas.