9.000.000 niños pasan hambre en nuestro país, es decir, el 53% de los mismos.
2.920 niños mueren por desnutrición anualmente.
Estos es capitalismo a secas.
Argentina, dentro de la población mundial es el 0.65%, pero produce carne para el 1.65% y cereales para 1.51%, es decir, más del doble de lo que necesita nuestra población.
Para esos nueve millones de niños, el Estado debería invertir 5.400 millones de pesos por mes, o sea aproximadamente 1.400 millones de dólares. Garantizaría con ello alimento y vestido.
Nuestra clase obrera produce riquezas varias veces superiores a esa cantidad. Lo cierto es que no se pueden manejar cifras precisas ya que las empresas monopólicas distorsionan estadísticas y datos contables, con el fin de ocultar su rentabilidad.
Lo cierto es que, para que tengamos una idea, lo valores de sus acciones este año subieron más del 40%. Y multiplicaron varias veces los $5400 millones de ganancia neta.
Los diputados y senadores nacionales nos cuestan a los argentinos un poco más de 6 millones de pesos, amen del aparato de la justicia. A ello hay que agregarles varios cientos de millones entre concejales y aparatos burocráticos del Estado, más la corrupción que es la verdadera caja grande. Estos políticos aprueban leyes a favor de los monopolios, reciben las migajas que las empresas les tiran, son la basura, el recipiente nauseabundo, los traidores de la patria.
Estos señores son los que aprueban los subsidios a las automotrices, a las petroleras, a las alimenticias; estos “señores” -empleados directos de los monopolios- nunca podrán resolver los problemas de nuestros niños, porque simplemente no son negocio, no dan rentabilidad, no les interesan.
Simplemente reciben órdenes de sus superiores que son los gerentes de las empresas, sean de bancos, de industrias, o de servicios.
Esto hay que revertirlo con lucha y más lucha, cada día que pasa, con la burguesía en el poder del Estado, mueren 8 niños (solamente por desnutrición).
Somos el pueblo autoconvocado la única garantía para frenar esta atrocidad.