Tal como en la época del esclavismo, dónde los vendedores de fuerza de trabajo capturaban y expatriaban de prepo a hombres y mujeres para ser exhibidos como mercancía, voceándose sus virtudes, mostrando sus músculos y dientes; Cristina hizo lo mismo frente a más de un centenar de “hombres de empresas” en su reciente viaje a los EEUU.
«El intercambio con los empresarios es de mucho entusiasmo porque ven a la Argentina como un lugar de altísima calificación en recursos humanos» aseguró, y agregó: «estamos combinando muy bien la generosidad de la naturaleza con una puesta en valor de nuestros recursos humanos, y un alto grado de capacitación».
Todo esto dicho sin sonrojarse frente a sus amos, al hablar en la Cámara de Comercio de los EE.UU., en Washington.
Lo que no ha hecho público la presidenta, y sí lo había hecho el gobernador Capitanich de la provincia del Chaco -frente a empresarios en San Pablo unos meses atrás- cundo dijo: “tenemos la mano de obra industrial más baja de toda América latina”.
Y que también es dónde los salarios son más bajos en relación a las prestaciones, con alta productividad y flexibilización laboral; todos temas que por supuesto conocen los grandes popes del imperialismo multinacional.
Los trabajadores tenemos para decirles a los monopolios y a su gobierno: si quieren venir que vengan, que aquí se encontrarán con una clase obrera experimentada en luchar.
Tenemos una historia de grandes batallas y hoy, estamos resueltos junto a todo el pueblo argentino, a dar la pelea por nuestros derechos políticos; para pararles la mano en sus tropelías y en franca lucha en por nuestra dignidad.