El dictamen de la Corte internacional de La Haya fue conocido públicamente hoy.
No hay nada que llame la atención ni sorprenda.
El órgano de “justicia” de la burguesía internacional dio un fallo salomónico: la pastera de Botnia puede seguir funcionando pero sujeta a fiscalización. Lo cual es lo mismo que el famoso “siga, siga” que caracterizó al árbitro de fútbol Lamolina.
Pero la clave no está en el fallo que, por cierto, era por demás previsible, sino en el hecho puntual que se dio por terminada la última instancia judicial.
Con ello se abren dos perspectivas. Una, la del pueblo de Gualeguaychú como parte de todo el pueblo argentino que lucha ante cada hecho de contaminación que los negocios de los monopolios generan y otra, la del gobierno kirchnerista que defiende a esos monopolios.
Por parte del pueblo, la cosa es clara. El próximo fin de semana se realizará la movilización prevista en el puente internacional, tras lo cual se llevará a cabo la asamblea popular autoconvocada que decidirá los pasos a seguir. Independientemente de la metodología de la movilización que se resuelva, la lucha va a continuar y en eso, todas las expresiones escuchadas coincidieron.
Por el lado del gobierno, la encrucijada es muy difícil en el marco de su debilidad y el de toda la burguesía. Habiendo culminado la última instancia institucional sólo queda resolver en consecuencia: abrir el paso internacional a través del puente.
¿Qué pasará si la asamblea decide sostener el corte? ¿Estará dispuesto a reprimir para que el puente quede abierto al tránsito? ¿En caso de que la asamblea decida levantar el corte, cuál será la próxima medida de continuación de la lucha? ¿En dónde asestarán el golpe la próxima vez? ¿Se podrá engañar a la gente con el tema de la fiscalización sobre la pastera?
Como vemos, lo que se expresa en esta lucha es lo que se repite en muchas de las luchas que trabajadores y pueblo en general están llevando a cabo por distintas reivindicaciones a lo largo y ancho de todo el país.
La iniciativa la tiene el pueblo, mientras que la burguesía y su gobierno sólo atinan a responder en salvaguarda de sus intereses ante las acciones que deciden las masas movilizadas.
Dicho de otra manera, la situación política se puede resumir en forma gráfica de la siguiente forma: el pueblo pone la música y la burguesía y su gobierno bailan.