Nunca nos cansamos de repetir que la Revolución por la que trabajamos, luchamos y vivimos es por la distribución de todas las riquezas de nuestro país. Cuando hablamos de riquezas hablamos de mucha riqueza, de la que se apropia la burguesía monopólica, y su Estado. Aunque los oportunistas y reformistas de todo pelaje intenten convencernos de lo contrario, no es posible lograr un justo reparto de la riqueza sin modificar la base de la producción. El modo en que se produce determina la forma en que se distribuye lo producido. Si se produce para la ganancia de los monopolios también se distribuye para ese fin. Al apropiarse de todo lo producido, los monopolios imperialistas no permiten desarrollar toda la fuerza social productiva, ni que ésta se ponga al servicio de las necesidades y aspiraciones populares.
Toda esta introducción la hacemos para realizar la siguiente reflexión: no podemos alegrarnos o sentir como propias las noticias que dicen que está creciendo un tanto por ciento “nuestra economía”, que “vamos a tener” cosecha record, exportaciones record, etc. Nada tienen que ver con nosotros más que una mayor explotación miseria y marginación. Cuando dicen nuestras se refieren a las de ellos, los sectores monopólicos y sus gobiernos.
Hagamos el siguiente análisis, que lo sabemos pero, que no está por demás demostrarlo. En dos pueblos del centro chaqueño, Pampa del Infierno y Los Frentones -otrora productores algodoneros por excelencia- ahora sojeros de primera línea, aportaran al Estado monopólico la suma de 190.888.290,00 pesos, en concepto de retenciones; y eso sólo con 147.000 hectáreas. ¿Cuánto será entonces lo que se retendrá y lo que ganarán los monopolios si el Chaco ya tiene sembrado 700.000 hectáreas de soja? Ahora, para el pueblo trabajador, el pueblo marginado ¿cuánto queda? Nada. Lo poco que obtiene lo logra con movilizaciones, lucha y más lucha.
Para el viernes pasado estaba programada una movilización por parte de la mayoría de los sectores de trabajadores del Estado, con una fuerte influencia de autoconvocados, tanto en salud, como en docentes, y de la administración central. Estos sectores, por fuera de los sindicatos ya movilizan a la mayoría de la gente, lo que preocupa y mucho a los gremios, al gobierno y los grupos monopólicos; ya que con ellos no se puede transar, “negociar” o detener. Es por eso que se decretó un asueto para el primero de mayo, para “festejar el día del trabajador”. Ante esta medida, los sindicatos plantearon: “no tiene sentido movilizarnos si no hay nadie en casa de gobierno que nos escuche”. Los trabajadores con sus organizaciones autoconvocadas o de bases, desoyendo a los sindicatos, se movilizaron igual: saben que sólo en la calle se consiguen las conquistas, se les arranca parte de las riquezas producidas.
Esta es la práctica que debemos transitar, movilizarnos, enfrentarlos para conseguir todos los días una conquista y otra conquista más; luchar, luchar y luchar, hasta la victoria final.