Así se plantea ante el pueblo argentino la parodia de disputa sobre la ley de medios entre el gobierno y el grupo Clarín. Nos fuerzan a elegir a uno de los «contrincantes», como si fueran el agua y el aceite.
Como si no existieran problemas como la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, el saqueo, la explotación; o peor aún, parecería que con la sanción de la ley, todos estos temas pasarían a ser solucionados..
Lo más paradójico es que los apologistas del gobierno defenestran al grupo utilizando el término el monopolio, cuando Clarín es uno más de los que nos dominan; y que no sólo los monopolios no son condenados, sino que reciben infinitos beneficios del gobierno, aplicando planes y políticas dictadas por la burguesía monopolista.
Lo mismo ocurre cuando hablan del menemismo, mucho discurso, mucha palabrería, pero absoluta continuidad con la gran tarea de servir a los intereses monopolistas.
Nos quieren hacer creer que les preocupan los trabajadores, su situación, sus penas, pero lo cierto es que la legislación antiobrera de los 80 sigue vivita y coleando, la edad de jubilación, la flexibilización, la imposibilidad de usar la justicia civil para los accidentes de trabajo, los cambios en asuntos como jornada laboral, turnos, categorías, y muchos casos más.
Pero dentro de los avances monopolistas de los 90 en particular, hay uno del que nada se habla ¿por que será?
Estamos hablando de los aportes patronales, que fueron rebajados en esa década y nunca más volvieron a ser reestablecidos.
La conquista de esta demanda, así como la derogación de las leyes flexibilizadoras de los 90 es un desafió que la clase obrera y todos los asalariados tenemos por delante.
Asumir este reto, debatir que pasos dar, que medidas tomar, generar un estado de movilización que profundice y encause el estado de animo combativo que crece entre los trabajadores, para poder actuar unidos y organizados, templando nuestras fuerzas y preparándonos para los futuros combates.