A los sindicatos docentes, combativos, duros, inflexibles, bla, bla, bla… ¿qué les pasó?
Salen diciendo “ahora no haremos paro, esperaremos las decisión de la justicia, respecto al descuento de los haberes”. ¿Qué pasó? Cuando se tomaron las medidas de paro, ¿no sabían que podía pasar esto?; ¿Qué pasó? ¿Se obtuvo ya el aumento por lo que se instrumentaron las medidas de fuerza?
No plantean: vamos a cambiar de metodología de lucha para obtener nuestros objetivos; no plantean: nos hemos equivocado en esto y aquello y reflexionaremos con las bases para ver cómo logramos el aumento de sueldo que se merece cualquier humano para poder vivir dignamente…
Y sí salen a decir: esperaremos la “decisión de la justicia”. O son unos ingenuos totales o unos oportunistas reverendos… Cualquiera de estas opciones nos demuestra lo que venimos diciendo de los sindicatos: tarde o temprano muestran las uñas, demuestran lo que son, pretenden a la larga o a la corta frenar las luchas, encauzarlas en sus dominios, mantenerlas en la órbita de la institucionalidad burguesa, no sacar los pies del plato, mantener el statu quo.
Cuando las bases toman un camino propio, autoconvocado o bajo organizaciones horizontales, desde cada escuela, movilizándose, enfrentando las políticas de estos gobiernos, que sólo hacen para los monopolios, se atemorizan y tiran para atrás. Luego le echan la culpa a la falta de compromiso y de conciencia de lo docentes. Lectura falsa o por lo menos a medias.
Los docentes y la comunidad educativa, no deben dejar de presionar, de luchar, de enfrentar estas políticas de todas las formas posibles; donde la unidad y el enfrentamiento, son las premisas básicas para el triunfo.