Los choferes de camiones que llevan el cereal hasta los puertos de Rosario y zona de influencia en donde son embarcados al exterior, están sujetos a durísimas condiciones, pero, además, pueden perder la vida.
Cerealeras y aceiteras de dicha zona como Cargill, Dreyfus, Noble, Toepffer, Nidera, Vicentín, Bunge, entre otras, son las que han decidido con el gobierno de Kirchner las famosas retenciones del 35% con el fin de concentrar aún más los millonarios negocios de los comestibles y de aumentar geométricamente sus ganancias.
Cada una de estas empresas tiene su propio puerto en donde realizan sus negocios. Esto les permite manejar a gusto y sin control una pelota de dinero supermillonaria sin rendir cuentas a nadie y, encima, contrabandean un promedio de 4 de cada cinco barcos que se van cargados con no menos de 30.000 tns. de cereal, oleaginosas o aceite.
Los puertos son modernos y sus instalaciones están acondicionadas a las exigencias de la gran industria. Es decir, obteniendo la mayor utilidad con el menor costo.
Las cerealeras no cuentan con ninguna infraestructura para recibir a los choferes que llegan con sus camiones a descargar. O sea que los trabajadores no tienen donde dormir, no cuentan con vestuarios, comedores, baños…nada. Eso no es algo que les preocupa mientras que el grano llegue bien, a tiempo y en condiciones.
Los distintos gobiernos provinciales que hemos tenido y el actual a cargo de Binner, haciéndose los ciegos, nunca les exigieron hacer ninguna obra y, sin embargo, les han otorgado enormes terrenos públicos de grandes superficies para playas de camiones con sus acoplados en los cuales, en épocas de cosecha, pueden verse cientos de vehículos.
Como no hay infraestructura y las playas de estacionamiento no dan abasto, los camiones suelen estacionarse, además, en las rutas, autopistas y caminos cercanos entorpeciendo y taponando el tránsito de la zona poniendo en peligro las vidas de los propios camioneros y de las personas que transitan por allí.
Los camioneros pasan varios días desde que llegan a la zona hasta que les toca el turno de descargar. Entonces viven en las playas de estacionamiento o a la vera de la ruta en donde no pueden bañarse, hacen sus necesidades a cielo abierto, carecen de lugar para comer o pasar el tiempo, y deben dormir en la cabina del camión.
No contentas con esto, las cerealeras exprimen más a los choferes, y fumigan el grano adentro de los camiones que esperan su turno para descargar.
De tal forma se ahorran el costo y el tiempo que les insume recibir el grano, depositarlo primero en un silo provisorio en donde se fumiga y luego moverlo a otro silo o celda en donde queda disponible para ser comercializado o para destinarse a la producción de aceites.
Con este procedimiento de ahorro, sólo en esta cosecha de 2010, las cerealeras mataron a tres choferes que murieron envenenados en sus respectivos camiones mientras dormían.
Las cerealeras no dijeron nada, el gobierno miró para otro lado y el sindicato de Moyano lamentó la muerte natural por “paro cardiorrespiratorio” de los choferes, uno de ellos de menos de treinta años.
Esto es un ejemplo más de que, no se trata de una mera expresión, cuando decimos que los monopolios hacen sus ganancias a costa de la sangre de los trabajadores.