La región del Chaco nuclea hoy a la mayor cantidad de etnias del país (son siete en total).
Ocupan las provincias de Santa Fe, Chaco, Formosa, Salta y Jujuy. Son Tobas (Qom), Pilagás, Mocovíes, Matacos (Wichis), Chorrotes, Chulupies y Chiriguanos-Chanás que en un número aproximado a los 190.000 subsisten, con el hambre, la desocupación, la mayoría de las enfermedades, el analfabetismo, todos los males que genera la sociedad capitalista más la discriminación.
Estos pueblos, vienen luchando desde los inicios del capitalismo en la zona. La mayoría de todos estos enfrentamientos tuvieron una característica defensiva. Se resistían al ingreso del sistema capitalista a sus vidas, contra el avasallamiento de sus vidas, sus territorios de caza y recolección, resistencia a la esclavitud o explotación, como la última matanza en Napalpi.
Lo que se observa en los últimos tiempos es que las luchas de los pueblos aborígenes, tienen un carácter más ofensivo, o de recuperación de lo perdido, como luchar por tierras, mejores condiciones de vida, viviendas, participación en las decisiones, etc.
Siguen siendo luchas aisladas, reivindicativas en esencia, pero… los cortes de las rutas, para obtener viviendas en San Bernardo, los cortes en Villa Río Bermejito, para que restituyan al personal que ellos tenían confianza en salud y que se destituyan a los médicos fascistas, entrar en los galpones de desarrollo social para distribuir mercadería en Castelli, las marchas y tomas de plaza central para obtener las becas, trabajo, etc. Son todas luchas que obtienen triunfos, esporádicos y efímeros, y que ya son un hecho cotidiano
Cuestionar por qué vivimos en uno de los países más ricos de la tierra, en recursos naturales y humanos, y padecemos lo que padecemos cotidianamente en el trabajo, en el estudio, en la salud, a la hora de la alimentación, al llegar a la ancianidad, al momento de intentar planificar un futuro para nuestras vidas. No se trata entonces de describir solamente lo mal que estamos, se trata de cambiar este estado de cosas, de transformar esta realidad, de encontrar los caminos más cortos para evitar el sufrimiento de millones, de generaciones enteras; pero además se trata de pensar en el futuro inmediato, de darnos la ventaja de sentir y desear una vida digna para el hombre, se trata de sentir en nuestros corazones y en nuestras manos la posibilidad de producir un futuro cierto de esperanza.
En este sentido los hermanos desposeídos, los explotados, los marginados, entre los que nos encontramos junto a los aborígenes, dan muestra todos los días de cuál es el camino, LA LUCHA, LA AUTOCONVOCATORIA Y LA ORGANIZACIÓN REVOLUCIONARIA.