Habló Kirchner y dijo: «no se pongan nerviosos» los empresarios cuando se discuten los aumentos salariales, porque -les avisó- «tienen que comprender que el país se hace con todos». Agregó también que «desde 2011 a 2015 tendremos el gran desafío de profundizar de una vez por todas la distribución del ingreso, para hacerla del 50 y 50 entre el capital y el trabajo».
Cómo subestima al pueblo este burgués monopolista que habló en defensa de los intereses de su clase: la oligarquía financiera.
Este oligarca, con un vocabulario “nacional y popular” cree que somos tontos y entonces escupe para arriba pensando que nunca se va a ensuciar con su propia flema.
A ver, analicemos: si, por ejemplo, la General Motors tuvo una ganancia de US$ 400 millones y tiene 2.600 obreros, van a distribuir el 50% de las ganancias entre todos los trabajadores, o sea que cada uno va a ganar US$ 76.923 por año, lo cual, dividido por 13 sueldos (12 meses más 1 mes de aguinaldo) da un sueldo de US$ 5.917 por mes, que llevado al cambio de $ 3,90 daría un sueldo de $ 23.076 mensuales.
Y así va a ocurrir con todas las fábricas, empresas de servicio, bancos, cerealeras, mineras, petroleras, etc…
También esa promesa querría decir que si producimos alimentos para 300 millones de personas, vamos a tener para los trabajadores la mitad, o sea alimentos para 150 millones. Si somos una población de 40 millones nos van a sobrar víveres para regalar a 70 millones de pobres del mundo.
Sólo hay que esperar hasta el 2011. Hemos esperado tanto que un esfuercito más no significa nada…
¡Cuánta felicidad nos promete el esposo oligarca de la presidenta oligarca!
Este personaje debe tener en cuenta que un representante de la UIA, dijo la semana pasada que “pretender hacer participar a los trabajadores de las utilidades de las empresas” es una idea comunista (se olvida que eso está establecido en la Constitución de nuestro país)…Y eso que nadie habló de porcentajes, sólo de una participación.
Dos expresiones distintas de la misma burguesía monopolista: la de Kirchner, subestimando al pueblo, y la otra, más sensata, preocupada por las luchas generalizadas y basadas en la fuerza de la movilización que los trabajadores y el pueblo hacemos diariamente, para arrancar lo que la burguesía monopolista nunca estará dispuesta a otorgar graciosamente.