Las luchas y presiones ejercidas por la clase obrera y demás sectores de los trabajadores han sido importantísimas en esta última etapa, tratando de achicar la brecha en la depresión salarial llevada a cabo por los monopolios a través de la inflación. También es verdad que éstas no han concluido; diríamos que se acrecientan cada día. Las pretensiones de la burguesía monopólica de otorgar de un 15% a un 19% en los aumentos salariales fracasó.
Pero los trabajadores debemos admitir que como clase aún adolecemos de un problema esencial que nos termina trabando para afrontar más categóricamente los desafíos de nuevas confrontaciones que se nos avecinan.
Ya no alcanza sólo con la lucha a secas. Ahora debemos comenzar a concretar y a amalgamar la unidad de la clase obrera. Es un aspecto de la lucha que se torna trascendental, pues el nivel de aislamiento aún es muy grande, las fuerzas están dispersas, y por más que las luchas existan, eso solo no nos permite gestar materialmente el surgimiento de un nuevo movimiento obrero que sea capaz de disputar nacionalmente las medidas que toman los monopolios. Es verdad, vamos hacia ello. Pero si no superamos tal escollo jamás lograremos constituirnos en una clase que acaudille la lucha de todo un pueblo contra los planes de la burguesía monopólica.
Lograr la unidad no es un imposible. La historia de nuestra clase obrera está impregnada de la historia de la unidad. Hoy los trabajadores que hemos iniciado alguna experiencia de lucha o tenemos inquietudes de rebelarnos y organizarnos contra los explotadores debemos ver las fábricas vecinas, las de la zona, y comenzar a juntarnos intercambiando ideas, contándonos las experiencias, y allí descubriremos que todos tenemos los mismos problemas, y comprenderemos que la necesidad de unirnos, para no sentirnos tan solos, es una necesidad de millones. Aunque hoy empecemos por un puñadito. No pasará mucho tiempo para que terminemos encontrándonos con otras zonas y regiones, si se dan dichos pasos. Pero el primero hay que darlo. En muchos lados se está haciendo. Esta buena noticia debemos multiplicarla. Aquí de lo que se trata es de poner a andar el torrente que unifique la confrontación, y sentiremos ahí que nuestro conflicto tiene las espaldas de toda una clase.