Desde hace meses que la llamada “oposición” al gobierno amenaza con impulsar leyes supuestamente a favor del pueblo, mientras que el gobierno tilda a esa “oposición” de querer desestabilizar y de poner palos en la rueda a su gestión.
Como popularmente se dice, parecen el perro queriéndose morder la cola; unos que sí, otros que no, y viceversa. Mientras la vida sigue su curso; los monopolios, verdaderos dueños del Estado y de las decisiones políticas (de uno y otro bando), continuan explotando y oprimiendo al pueblo trabajador.
Todos los días, los millones que salimos a trabajar para ganarnos el pan para nuestras familias, y que somos los verdaderos hacedores de las riquezas, vemos que nuestro nivel de vida cae en todos los aspectos, y sobre todo en el espiritual, pues si lo que tenemos por vivir es lo que nos ofrecen estos mercaderes de la vida humana, muy poco es lo que nos queda por disfrutar o esperar hacia el futuro. La gran mayoría sabemos que nada podemos esperar que ellos nos garanticen; mucho menos nuestro destino.
Sin embargo, también todos los días, al tiempo que los millones salimos a ganarnos el sustento, estamos forjando, junto a nuestros pares, algo que todavía no se hace ver, pero se hace sentir cada vez más. Nuestra dignidad que no se negocia y que se expresa en la lucha cotidiana contra las injusticias de todos los colores y por nuestros derechos en todos los planos. Los últimos meses, mientras los profesionales de la política “hacen” que gobiernan y dictan leyes a favor del pueblo, ese pueblo ha luchado y ha conquistado lo que ellos son incapaces de hacer.
La importancia de este proceso de luchas, aun aisladas pero en camino de unificarse, representan para nosotros, el pueblo argentino, el capital más importante con el que contamos y con el que estamos gestando los grandes cambios; tengamos la certeza de que este camino es al que debemos dar importancia y al que hay que profundizar.