El día lunes un diario auguró un martes negro en la vida política del país, a decir verdad no la erró.
Lo que no quedó claro si lo decía por lo que iba a suceder en todas las instituciones del poder burgués monopólico o por los acontecimientos cotidianos que padece nuestro pueblo.
Por supuesto que el contenido de toda la prensa, la tan mentada “prensa libre y democrática” estaba expresando ni más ni menos la crisis política que se advierte cuando la puja económica se transforma en una guerra de intereses insaciables.
Los intereses monopólicos no tienen paz y nos quieren meter en esas disputas con títulos rimbombantes, ellos necesitan que el pueblo discuta esas disputas con el fin de dividir, para avalar o rechazar un gran negocio en ciernes.
Esos fue lo que se trató todo lo de ayer. Por un lado el gobierno expresión directa del actual sector monopólico que está en el poder que prepara las bases de nuevos negocios mega millonarios. Minería, industria automotriz, industria alimenticia, bancos ligados al financiamientos de empresas en franco desarrollo productivo y comercial y otras. Y por el otro lado un sector de los monopolios desplazado transitoriamente ligado al negocio de las privatizadas. Ambos sectores tienen mucho que ganar y mucho que perder, por eso son guerras políticas, son los mismos sectores monopólicos que a partir del golpe de la Revolución Libertadora en el año 1955 pujaron y pujan por una mayor concentración económica, pero ahora desde una globalización planetaria.
Pero ayer “martes negro” mientras esa guerra estaba explícita, para millones de argentinos lo cotidiano no cambiaba. Nuestro debate como pueblo es otro, no nos embretará en sus guerras, no tomaremos partido por uno u otro contendiente de los monopolios. La burguesía monopólica, disfrace de lo que se disfrace es monopólica, ayer era” neoliberal”, hoy es “progresista”, pero lo cierto es que el agravamiento de las condiciones materiales y espirituales de nuestro pueblo se vienen agudizando década tras década.
La verborragia “progresista” de nuestra presidente se manifiesta porque por abajo nuestro pueblo no deja de luchar, movilizarse e inquietarse, a pesar del silencio de todos los medios masivos, por las conductas políticas del poder, sus expresiones de crisis políticas como las de ayer no son ni más ni menos producto de lo que está pasando en cada conquista y reclamo popular.
Lo que se está debatiendo en primera plana de nuestras casas es otra cosa. Diez a doce horas de trabajo, jornadas extenuantes, cansancio físico mental, transporte colectivo colapsado, inseguridad, inflación, la plata no alcanza, salarios bajos, accidentes laborales, escuelas deterioradas etc.
Viene un año picante para ellos y el asco recorrerá nuestras entrañas, pero hoy a diferencia de años anteriores las fuerzas populares movilizadas estamos golpeándolos en mil y una batallas caminando a la gestación de una alternativa revolucionaria de millones en una época en donde fluyen y confluyen centenares de hombres y mujeres de nuestro pueblo que en estas jornadas de movilización van encontrando una salida a tamaña brutalidad de los monopolios y sus gobiernos de turno y se disponen a dar la pelea de fondo.