En la conferencia del Consejo de las Américas, principal reunión empresarial del país con el gobierno, “se hizo la luz” y “hubo mutuos reconocimientos”.
“Hay que dar vuelta la página y empezar de nuevo”, ese fue el ánimo de los presentes.
Hasta Rattazzi reconoció que los problemas son eminentemente políticos, pero los negocios viento en popa, la empresa que dirige, Fiat, la única “díscola” automotriz formalizó nuevas inversiones. No sin antes mostrar la preocupación porque “la suba de salarios genera inflación”.
El ministro Fernandez “muy enojado”, le replicó diciendo que el gobierno no sólo daba garantías jurídicas sino que además a Fiat se lo beneficiaba con varios PROGRAMAS DE INCENTIVOS OFICIALES. Una joyita.
Se anuncia un 8% de crecimiento para este año, lo cual provocó en los asistentes la necesidad de abrazarse, besuquearse y ponerse de acuerdo.
Sin embargo a los 400 asistentes, a los dueños del poder, (no faltaron los bancos) algo les preocupó y no los hace poner de acuerdo y vuelven a la pelea. Por un lado, son sus propias competencias, sus guerras comerciales y, por el otro lado, y eso fue lo más llamativo, lo que les palideció la noche de banquete, fue el grado de conflictividad laboral existente en el país, esa preocupación los unió en el espanto y los dividió políticamente, los hace nadar en aguas turbulentas constantemente.
El problema para ellos es muy serio y existen 400 ideas, como presentes en la cena, para frenar lo que se les está viniendo encima. Allí muestran sus debilidades, sus crisis, ante el permanente reclamo popular de nuevas conquistas económicas y políticas.
La noche primaveral hizo olvidar por un rato la verborragia del gobierno del día martes, estaban todos, no faltó ninguno de los señores del capital monopólico, “fue un éxito”, se dijo en los mismos medios de la “libertad de empresa”.
Lo que les quedó flotando, como espina en la garganta, son las medidas políticas contra el pueblo. 400 ideas, en 400 comensales. Eso sí que es crisis y de las más duraderas.