En los últimos meses, la burguesía, trató de instalar un debate sobre la “libertad de prensa” llevándolo al terreno supuestamente antagónico entre demócratas y colaboradores directos del proceso militar, refiriéndose en concreto al grupo Clarín y La Nación, por un lado, y al gobierno por el otro (donde dicho sea de paso también hay colaboracionistas del Proceso, como el caso de Timerman, por citar alguno).
Pero lo llevan a dicho terreno porque de mentiras vive la burguesía, y algo había que inventar dado que de lo que se está tratando es de pujas intermonopólicas en el terreno económico y político.
Hablar de libertad de prensa en el capitalismo, y más aún, en el capitalismo monopolista de Estado, produce una risotada que realmente insulta a la inteligencia y la experiencia de nuestro pueblo, salvo algunos minoritarios sectores pequeño burgueses y desclasados que se sienten conmovidos ante la más mínima frivolidad seudo progresista, al mejor estilo de un programa televisivo llamado 6, 7 y 8.
La prensa, al igual que los partidos políticos son, ni más ni menos, la clara expresión de un interés de clase. Iluso sería pensar que el Grupo Clarín, La Nación, De Vido, o los Kirchner (representantes todos de lo más concentrado de la oligarquía financiera) vayan a permitir que se diga en los medios de comunicación la información certera y veraz de lo que está produciendo la lucha de clases. Ellos son parte de una clase.
Lo de Paraná Metal desarma de cuajo todo tipo de especulación con la “libertad de prensa”. Los obreros de Paraná Metal han estado 32 días cortando la arteria de transporte más importante del país. ¿Y los medios de comunicación?: Bien, gracias. Silencio total o noticia escueta, al igual que los cientos y cientos de conflictos que en este momento se están llevando a cabo en el país. Pero lo de Paraná Metal es la gota que rebalsa el vaso. Ninguno de todos, absolutamente todos los medios de comunicación, se hacen eco de la dimensión nacional de dicho conflicto.
Clarín, La Nación, y sus canales de televisión, no sacan notas en primera plana y al pié de la ruta. Ahí, 6, 7 y 8 no se acuerda que Paraná Metal es de un tal Cristóbal López, prestanombre de los Kirchner en sus negocios, entre los cuales se cuentan varios casinos y la refinería de San Lorenzo.
Es lógico que esto sea así. El proletariado y el pueblo caminamos antagónicamente en contra de los intereses monopólicos. Y en esto, la burguesía, está más unida que nunca. La tienen clara: una cosa son los negocios y otra el enemigo, es decir la clase obrera. Acá se juntan, muestran su verdadero rostro. Queda demostrado una vez más que es la misma burguesía de la contrarrevolución de los años ’70 y de todos los males que padecemos.