Todos los días hay alguna lucha en el Chaco, y es en Resistencia donde se nota mucho más. Es común ver en los edificios carteles que indican día de huelga, que exigen aumento de salarios, que denuncian los negociados de los grandes empresarios de la provincia y sus socios gerentes del gobierno. Es común también encontrarse con protestas callejeras, en las principales avenidas, las plazas, frente a las oficinas del gobierno.
En la mayoría de los casos, cada sector se organizó, discutió, resolvió y se dispuso a la lucha. Las herramientas fueron la participación masiva, la movilización, la definición clara de los reclamos. La autoconvocatoria sirvió para superar la timidez de los dirigentes sindicales, que debieron ponerse al frente de sus compañeros o fueron dejados de lado por ellos. Es así que salieron a las calles trabajadores del sector público: docentes, judiciales, empleados de salud, de contaduría y tesorería, de Desarrollo Social, del Instituto de Previsión Social, administrativos del Ministerio de Educación, de la empresa de energía de la provincia, y hasta los policías autoconvocados; en el sector privado están a la expectativa los colectiveros, los tanineros, los obreros de la carne, los textiles; y se suman los trabajadores desocupados, que nunca dejaron de luchar por una vida digna.
Desde siempre existe una preocupación, fruto de la necesidad de fortalecer el reclamo: ¿Cómo lograr la unidad? En las últimas semanas, se multiplicaron los encuentros, las discusiones y los acuerdos entre distintos sectores. La Unidad empieza a aparecer como proyecto y se hace visible en las calles. La confianza crece al ver a otro trabajador marchando a la par, y de a poco, las exigencias cobran mayor amplitud y profundidad.
Un ejemplo de ello se dio el jueves 30 de septiembre. Fruto de la coincidencia de varios gremios (algunos autoconvocados y otros con los sindicatos) la concentración se volvió un corte de calle y más tarde originó una marcha, para manifestar nuestra situación al ministro de economía de la Nación, Boudou, que justo había venido a hacer anuncios sobre los negocios de los monopolios.
Para todos, el reclamo más urgente es el aumento salarial. Pero ya no sólo se denuncia la inflación y las migajas que otorga la patronal como aumentos. Ahora está claro que el ingreso de cada trabajador debe ser igual a la canasta familiar, que en la provincia no baja de $5.300, y por supuesto sin impuesto a las ganancias.
El camino para superar el aislamiento es complicado de recorrer. Pero la unidad y la movilización son garantías para el logro de las conquistas. Vamos dando pasos que constituyen una gran fuerza que dispute el poder en esta sociedad. La revolución está en marcha.