Según publica el diario La Nación en su edición del lunes 4 de octubre, está considerada de clase media toda aquella persona que gane entre 2 y 13 dólares por día. Esto significa que quien gana entre 60 y 390 dólares al mes, o lo que es lo mismo en pesos, entre 240 y 1560, el sistema lo considera un privilegiado integrante de la clase media. Si estas cifras fueran tomadas como correctas, el que gane 14 dólares por día sería de la clase alta; o al revés, sólo el que gane menos de 2 dólares diarios sería pobre. Como vemos, todo este enredo estadístico es pura mentira. Decir mucho para no decir nada. O mejor dicho, para decir lo que la burguesía quiere decir, y que le creamos.
Las clases no están determinadas por el nivel de ingresos. No existe la clase baja, media o alta; existen las clases poseedoras de los medios de producción, y las desposeídas de todo medio que no sea su fuerza de trabajo para sobrevivir. Luego, cada clase o sector de clase, cumple un determinado papel en la organización social. Las determinantes son la burguesía y el proletariado, y dentro de esta última, la clase obrera a la que la misma burguesía pone a la vanguardia de las demás clases pues es la que cuenta con la organización, la disciplina y el conocimiento más avanzado que la capacitan para producir.
Lo que el sistema capitalista denominó históricamente “clase media” es un conglomerado social en el que se encontraban agrupados pequeños y medianos propietarios de la ciudad y el campo, junto con profesionales que ejercían su profesión en forma independiente (las llamadas profesiones liberales, como los médicos, abogados, contadores, ingenieros, arquitectos, etc.) y que también incluía a sectores asalariados más o menos acomodados. Podemos decir que se trataba de una definición más política que estrictamente económica; de lo que se habla cuando se menciona a la clase media es, en realidad, de la pequeña burguesía.
Lo que las estadísticas no reflejan es que grandes sectores sociales que, en otras etapas del capitalismo eran parte de la “clase media”, en la actualidad son obligados a vender su fuerza de trabajo como un proletario más, producto de la concentración de la riqueza y la centralización económica; y mucho más aún luego de que el capitalismo convirtiera al mundo en un solo mercado y, por lo tanto, necesitara incorporar nueva mano de obra al proceso productivo. Este es un fenómeno mundial que también se refleja en nuestro país.
Así sí se entiende que para ser de “clase media” alcance con ganar de 2 a 13 dólares diarios; o lo que es lo mismo, que esas masas de nuevo proletariado deben saber por cuánto deberán vender su fuerza de trabajo. Lo venimos diciendo que es la política de la oligarquía financiera a nivel mundial: achatar los salarios para llevarlos a los niveles de la China o de la India y así poder ser “competitivos” en el mundo.
Pero es la lucha de clases la que siempre tiene la última palabra y esas políticas, aquí como en el mundo, son enfrentadas y obligan a la burguesía a ceder frente a la lucha de los trabajadores.