En la asamblea resonaron los gritos de los obreros que festejaban y aprobaban los puntos obtenidos después de más de un mes de lucha ininterrumpida desde que los directivos de la empresa Paraná Metal anunciaban el cierre de la planta.
La ovación expresaba a la vez, un sentimiento de logro y de alivio.
Alivio porque finalizaban más de 30 días de duro sacrificio en mantener un corte de rutas que significó un esfuerzo extraordinario a los obreros y sus familias, quienes tuvieron que luchar contra el cansancio, la incertidumbre, la mentira, los intentos de engaño y la pasividad exasperante de supuestos actores que nunca aparecieron para dar una iniciativa de solución.
Logro, porque cada obrero sintió la propia fuerza en la obtención de los puntos obtenidos. La fuerza individual propia y la que hace a la unidad de la clase. Porque desde un comienzo, los trabajadores tuvieron que encarar la lucha con iniciativas propias surgidas desde las bases, totalmente autoconvocados.
Ausencia total de las instituciones del sistema, decisiones en asambleas, democracia directa, iniciativas de las vanguardias de ese movimiento, y todo un cóctel de lo mejor de la clase obrera cuando tiene que decidir su propio destino sin esperar nada de lo que el sistema ofrece.
Los puntos más álgidos de la lucha fueron la participación masiva de todo el pueblo de Villa Constitución y la simpatía y expectativa que el conflicto despertó en todo el ámbito nacional. El paro regional arrancado por pura iniciativa de las bases con la fuerza de toda la clase obrera de la zona que sentía y quería participar solidariamente de la medida.
Con el correr de los días, el gobierno, el sindicato y la empresa, acosados por la firmeza y la determinación de los obreros en lucha, debieron ir modificando todos los puntos de “negociación”.
Desde la posición irreductible de los directivos de la fábrica de no asistir a la “negociación”, el movimiento logró doblar el brazo a los burgueses de Paraná Metal y al gobierno a su servicio, obteniendo una serie de puntos entre los que destacan los siguientes:
- Durante seis meses, los novecientos obreros rotan 300 puestos de trabajo.
- Los 600 que quedan momentáneamente suspendidos cobran $ 2.000.
- Se pagan las indemnizaciones a quienes se retiran o encuentran otros trabajos.
En conclusión:
La burguesía llegó a este punto con un desgaste en que la empresa debió sacarse la careta y aceptar que el intento de cierre en realidad ocultaba querer dejar a todos los obreros afuera (borrón y cuenta nueva) para replantear una serie de negocios que ya tenía abrochados.
El gobierno, tuvo que recurrir impensadamente a recursos que quería destinar a otros temas, para pagar los sueldos que los obreros percibirán durante este tiempo, con el fin de calmar las aguas y que el ejemplo de estos trabajadores no cundiera por todo el ámbito nacional. (Esto último, es como querer tapar el sol con un dedo).
La cúpula sindical de la UOM regional, totalmente impotente y acorralada, solicitó ayuda a la UOM nacional…(¿ para movilizar y hacer un paro nacional? No) para tratar de que las cosas no se les fuera de las manos. Por eso se sentó el empresario Brunelli, Secretario General de la UOM de San Nicolás y miembro de la Directiva Nacional en la mesa de “negociaciones”. Así y todo no pudo evitar que obreros y delegados trabajaran juntos e impulsaran una serie de iniciativas que no habrían pasado nunca por las mentes de esos personajes, tal como el paro regional que se realizó a fuerza de puro empuje de la clase obrera y el pueblo de Villa Constitución. Como vemos, el costo político para ellos fue enorme. Viene al caso la famosa frase: del ridículo no se vuelve.
En cambio, desde este lado de la contienda, la unidad entre la clase obrera y el pueblo fue nuevamente el distintivo característico del movimiento social de Villa Constitución.
Esto nos da la idea de lo que la clase obrera puede alcanzar con su acción y los niveles de unidad que puede lograr por el papel que cumple en el contexto social.
El movimiento, también dio nacimiento a la organización de una vanguardia que superó el límite de la organización sindical y comienza a mirar por encima del ámbito estrictamente gremial con la vista puesta en un terreno en el que aparece la lucha de clases nacional.
La propuesta revolucionaria también se hizo presente en medio de esta lucha y se comienza a fundir con la vanguardia organizada despuntando el brote necesario para encauzar toda esta energía de combate al canal de la lucha por la liberación de los trabajadores del yugo al que los someten los monopolios.
Todo esto ha desatado este conflicto que es una batalla más en el camino de la lucha entre los intereses de la burguesía monopolista y el pueblo argentino.
Una vez más la clase obrera marca el camino y se yergue como la única capaz de unificar y liderar un proceso de lucha en el que se condensan los intereses diversos de todas los sectores populares.
El conflicto continúa porque esto es un conflicto de clases. Aquí se cierra un nuevo capítulo y ya ha comenzado el siguiente. La clase obrera ha logrado un pequeño alto en el camino, que la pone en mejores condiciones de afrontar los próximos retos.
La vanguardia revolucionaria, ahora más robustecida, tiene ante sí un panorama mucho más amplio para poder avanzar en un camino que se abre con más generosidad que el transitado hasta aquí.